Entrevista
¿Qué tienen en común Dolores Claiborne, una asesina de mediana edad, amargada, fea y aislada, y Cenicienta, una virgen adolescente y angelical? Y ¿qué relación podrían tener con la serie fotográfica de Tracey Moffatt Scarred for Life (Marcados de por vida)? ¿Tal vez el deseo, o la soledad, o las incorregibles ganas de vivir?
Puede que Dolores y la Cenicienta sean heroínas silenciosas cuando se enfrentan a sus injustos destinos, pero jamás se rinden. Dolores comete un crimen para rescatar a su hija de los malos tratos de un padre demente, mientras que la Cenicienta se inventa una doble vida, mintiendo para combatir la tiranía de su familia y marcharse al baile.
En ambos casos, estas mujeres consiguen lo que quieren contra todo pronóstico. Son rebeldes. Hay, no obstante, un detalle que las separa: Dolores se ve obligada a esperar media vida para renacer, mientras que la Cenicienta se atreve a desear y, de este modo, hace que lo imposible se vuelva realidad.
¿Qué le preguntaste a Andy Bissette? ¿Entiendo estos derechos como tú me los has explicado? ¿Por qué habrá hombres tan entumecidos? A veces, un accidente es el mejor amigo de una mujer desgraciada.
DE LA ADAPTACIÓN PARA EL CINE DE LA NOVELA DE STEPHEN KING,
DOLORES CLAIBORNE, DIRIGIDA POR TAYLOR HACKFORD, 1995.
Estas historias y estos ambientes contienen todos los atributos de una buena película, y, como tales, el espectador los puede interpretar de muchas maneras. Una buena película intenta crear una realidad; aquellas historias que atraen a la fantasía del espectador cobran vida. Ambas mantienen la intriga hasta el final; reconocemos todos estos elementos en las obras de Tracey Moffatt.
Los prolijos escenarios de Tracey Moffatt explotan la iconografía del kitsch, del cine, de la televisión y de la historia del arte, que se convierten en puntos de partida para explorar los temas existenciales de la sexualidad y el poder, el nacimiento y la muerte, los sueños y las memorias.…
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