En 1964, con motivo de la Exposición Universal de Nueva York, el arquitecto Philip Johnson, encargado de diseñar el New York State Pavilion, invitó a una serie de artistas, entre ellos, Andy Warhol, a realizar intervenciones para el exterior del edificio. Warhol realizó una obra titulada The Most Wanted Men (Los hombres más buscados), consistente en un gran mural de veinticinco paneles con fotografías de frente y de perfil de trece delincuentes buscados por el FBI. Los retratos procedían de los archivos policiales, eran fotos diminutas y fueron ampliadas hasta 1×1’5 metros a través de las técnicas de la serigrafía, habituales en Warhol, aumentando así el grano de la fotografía.
A Warhol le gustaba la idea de que fueran hombres buscados, incluso hasta el extremo provocativo de considerarlos deseados. También se reía con la remota posibilidad de que alguno de ellos fuera detenido si se acercaba a la feria y era reconocido. En su mayoría eran criminales con orígenes en Italia y relacionados con la mafia, pero lo cierto es que las fotos eran antiguas y algunos de ellos ya habían caído en manos de la policía. Este cruce de circunstancias causó malestar en la comunidad italiana, que elevó sus protestas a las autoridades.
A Warhol le gustaba la idea de que fueran hombres buscados, incluso hasta el extremo provocativo de considerarlos deseados
Finalmente, el entonces gobernador de Nueva York, Nelson A. Rockefeller, y el presidente de la feria, Robert Moses, ordenaron que los retratos fueran retirados. Warhol, ofendido, quiso rebelarse contra Moses y realizó veinticinco serigrafías con su rostro en un gesto grotesco y propuso exponerlos como sustitutos de los rostros de los criminales. El arquitecto Johnson consideró que burlarse del todopoderoso presidente de la feria no era una idea muy acertada y, a pesar de su admiración por Warhol -de hecho era un notable coleccionista de su obra-, discutió con el artista y decidió sepultar los rostros de los criminales debajo de un revestimiento de pintura plateada.…
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