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Un buen 2016 para Tania Bruguera

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Bruguera

Tania Bruguera

La artista cubana Tania Bruguera (La Habana, 1968)  saltó a todos los medios cuando a raíz de una performance realizada en La Habana fue retenida por el Gobierno cubano y se le retiraba su pasaporte. Una vez más se demostraba que triunfar en casa propia no es fácil, menos aún en un país como todavía es Cuba donde cualquier crítica política o social es bastante mal recibida. Pero una vez superado el mal trago, Bruguera vuelve a Nueva York, ciudad en la que vive habitualmente (a medias con París donde ha dado clases) donde parece que entre todos le van a hacer olvidar los malos momentos. De momento el MOMA ha adquirido una obra suya por primera vez para su colección permanente (Sin título (La Habana 2000), un trabajo de performance y vídeo cargado políticamente, creado para la Bienal de La Habana del año 2000, en la fortaleza La Cabaña).

Tani Bruguera durante una perfomance.
Tani Bruguera durante una perfomance.

El nombre de Tania Bruguera fue el primero en el que pensó cuando estructuraba este programa de residencias para artistas inmigrantes

Pero esto sólo es la primera parte, todavía más destacado es que Bruguera se convertirá en la primera artista en residencia para la Oficina de Asuntos de Inmigración del Alcalde de Nueva York. El encargado de este proyecto, Tom Finkelpearl, el comisionado de asuntos culturales de la ciudad, (anteriormente director ejecutivo del Queens Museum of Art, en Nueva York) ha declarado -según The New York Times– que el nombre de Tania Bruguera fue el primero en el que pensó cuando estructuraba este programa de residencias para artistas inmigrantes y con una nueva tipología de arte y de pensamiento.

Finkelpearl ya había trabajado con anterioridad con Bruguera en el proyecto de arte de servicios sociales, Immigrant Movement International, en Corona en 2011. Con todo esto y la devolución de su pasaporte, Tania Bruguera se afianza en una trayectoria marcada por el activismo político y que es reconocida internacionalmente. Curiosamente esta línea política crítica puede hacerle ganar el premio más importante del arte actual, el Premio Hugo Boss, organizado por el Guggenheim de Nueva York y dotado con 100.000 dólares y una exposición en el museo en 2017, para el que está nominada y cuyo fallo se sabrá a lo largo de 2016. Esperemos que en un plazo no muy lejano su trabajo pueda verse sin problemas también en su país, Cuba, lo que sin duda será su mejor premio y su victoria más querida.