Por primera vez se premia a tres profesionales con el galardón más importante y prestigioso a nivel mundial de arquitectura: el Premio Pritzker. Aunque antes se había distinguido a dúos como Herzog & De Meuron en 2001, o Sejima & Nishizawa en 2010, Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta se han convertido en el primer trio profesional, componentes del estudio RCR Arquitectes, en ganarlo. El Pritzker se concedió por primera vez en 1979 a Philip Johnson y, desde entonces, sólo un español había sido premiado, Rafael Moneo en 1996 por el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal. Esta vez, la obra con la que RCR Arquitectes ha recibido el galardón ha sido la Biblioteca de Sant Antoni –completada en 2007–. Para Aranda, Pigem y Vilalta el oficio de arquitecto es equiparable a la construcción de sueños, a una práctica poética, estética y filosófica. La Garrotxa, sus volcanes y Olot –donde desde 1988 se encuentra el estudio– han sido lugares determinantes en las creaciones del grupo y que han ayudado a desarrollar el compromiso inflexible con el lugar para, de este modo, crear espacios que guardan una relación con sus contextos respectivos. El jurado del Premio Pritzker ha destacado el gusto de los arquitectos por “buscar conexiones entre el exterior y el interior, dando como resultado una arquitectura emocional y experiencial”.
RCR Arquitectes consiguen combinar ambas perspectivas a través de su obra
El trabajo de RCR parte de lo local para tornar a una identidad universal a través del uso creativo de materiales como el acero reciclado o el plástico pero siempre con un sumo cuidado de sus raíces. Así lo ha destacado el presidente de la Fundación Hyatt, Tom Pritzker, al afirmar que “Aranda, Pigem y Vilalta han tenido un impacto en la disciplina más allá de su área inmediata. Sus trabajos abarcan tanto espacios públicos como privados, centros culturales o instituciones educativas y su habilidad para relacionar de forma intensa el medioambiente específico de cada lugar es un testimonio de su proceso y su profunda integridad”. Una de las muestras evidentes de la manera de trabajar del grupo, creando a partir del lugar, es una de las primeras obras que realizaron en el año 2000, el Estadio Tussols-Basil de Olot cuya pista de atletismo se compone a raíz de los árboles. La influencia de lo internacional y de la globalización, a menudo, hace que perdamos nuestros propios valores y costumbres pero RCR Arquitectes consiguen combinar ambas perspectivas a través de su obra: “Nos ayudan a ver, de la forma más poética y bella, que la respuesta a la cuestión no es una u otra y que podemos, al menos en arquitectura, aspirar a tener ambas. Nuestras raíces firmemente asentadas y nuestras ramas extendidas hacia el resto del mundo”, afirma el jurado del Premio Pritzker. Un galardón que supondrá una bocanada de aire para la creación de nuevos proyectos que se sumarán a los que ya llevan a sus espaldas como el centro de arte La Cuisine, en Nègrepelisse (Francia); el Museo Soulages, en Rodez (Francia), o el restaurante Les Cols, en Olot.