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Lo indígena y lo ‘queer’ protagonizarán la Bienal de Venecia

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Studio Claire Fontaine, Foreigners Everywhere (English), 2005. © Studio Claire Fontaine. Cortesía de Claire Fontaine and Galerie Neu, Berlín

Entre el 20 de abril y el 24 de noviembre se celebra este año el mayor evento dedicado al arte contemporáneo a nivel internacional: la más que famosa Bienal de Arte de Venecia. Desde la semana pasada, contamos con algo más de información sobre la misma. Era el propio Adriano Pedrosa, comisario de la 60ª Bienal de Venecia, quien anunciaba el pasado jueves 1 de febrero en una rueda de prensa en la ciudad de los canales la lista completa de artistas participantes en la bienal. Titulada Stranieri Ovunque – Foreigners Everywhere, la exposición internacional contará con 331 artistas y colectivos. Como todo listado, esta multiplicidad de artistas escogidos para formar parte de la prestigiosa exposición revela muchos rasgos sobre la figura del comisario, pero también sobre las derivas del arte contemporáneo y, por supuesto, sobre lo que se podrá ver en la bienal de este año. Algunas preguntas que podríamos hacernos son: ¿qué nacionalidades aparecen más representadas?, ¿qué tipo de artistas encontramos?, ¿qué se ha querido enfatizar con esta selección y qué ha quedado excluido?, ¿qué ha cambiado con respecto a ediciones previas?, entre otros tantos interrogantes. Vayamos por partes.

¿Qué?

Comencemos por el núcleo conceptual y el marco comisarial de la muestra. Stranieri Ovunque – Foreigners Everywhere, título de la Bienal de Venecia, procede de una serie de obras iniciadas en 2004 por el colectivo parisino Claire Fontaine, actualmente afincado en Palermo. Las obras consisten en esculturas de neón de diferentes colores que reproducen en varios idiomas las palabras “Foreigners Everywhere” (varias de estas esculturas de Fontaine se expondrán en el recinto del Arsenale). La frase procede, a su vez, del nombre de un colectivo turinés que luchó contra el racismo y la xenofobia en Italia a principios de este siglo. A este respecto, explicaba Adriano Pedrosa que:

“La expresión Stranieri Ovunque tiene varios significados. En primer lugar, que vayas donde vayas y estés donde estés siempre encontrarás extranjeros: están/estamos en todas partes. En segundo lugar, que no importa dónde te encuentres, siempre eres, en el fondo, un extranjero”.

Studio Claire Fontaine, Foreigners Everywhere (Italian), 2004. © Studio Claire Fontaine. Cortesía Claire Fontaine y Galería T293, Roma.

De tal forma, se pone la alteridad en el centro. “El otro somos todos, el extranjero está por todas partes”, parece decirnos Pedrosa. Aunque cabría pensar que no es semejante la condición de extranjería que puede tener un estudiante europeo que está de Erasmus en un país vecino que la que encarna una persona racializada en España. A pesar de esta ubicuidad global del extranjero contemporáneo, las diferencias entre unos y otros extranjeros son radicales y apelan a cuestiones políticas, conflictos históricos, aspectos de clase y problemas económicos, sociales, culturales, etc.

Atendiendo a esta relevante brecha, la propuesta de la bienal enfatiza justamente, tal y como comentaba Pedrosa, en estas “diferencias y disparidades condicionadas por cuestiones como la raza, la sexualidad y la riqueza, etc.”. Sobre estas dialécticas de poder (de discriminación y jerarquización) con implicaciones geopolíticas, todas ellas ligadas a la identidad y a los procesos de subjetivación (en muchos casos de subalternidad), se centrará la venidera exposición central de la Bienal de Arte de Venecia, que tendrá lugar en el Pabellón Central de los Giardini y en el Arsenale. Cabe mencionar a este respecto que se está prestando especial atención a los proyectos al aire libre, tanto en el Arsenale como en los Giardini, y a un programa de actuaciones para el fin de semana previo y de clausura de la exposición.

¿Cómo? ¿Por qué?

La propuesta expositiva de la Bienal pretende ser “una llamada a la acción” –según afirmaba el propio Adriano Pedrosa–, y no un mero ejercicio estético o estetizante de la migración y sus consecuencias: una apuesta movilizadora, activadora, agitadora. Esto es, al mismo tiempo una llamada de atención y una llamada a la acción, a la transformación –si es que acaso una bienal puede plantearse semejantes desafíos–. “Esto [los movimientos migratorios] adquiere una importancia crítica en toda Europa cuando el número de desplazados forzosos alcanzaba su máximo en 2022, con 108 millones”, afirmaba el comisario.

Esta cuestión cobra además especial significación en el contexto de Venecia, que fue el centro comercial más importante del Mediterráneo y cuya población, a día de hoy, es de 50.000 habitantes; si bien puede llegar a 165.000 en temporada alta debido al enorme número de turistas que llegan a la ciudad (muchos de ellos en cruceros), o como los denomina Pedrosa, “extranjeros de clase privilegiada”. El propio Pedrosa incidió en la presentación del proyecto expositivo central de la bienal en cómo esta doble lectura macro y micro hace cada vez más evidente la urgencia de poner el foco sobre la migración, la extranjería y todas las controversias y problemas acuciantes que se están manifestando en nuestras sociedades contemporáneas con una intensidad cada vez mayor.

El tema de los partnerships institucionales en el mundo artístico-cultural acarrea grandes dificultades y, en ocasiones, flagrantes contradicciones

Quizás a este respecto pueda resultar irónico que uno de los sponsors (junto a illycaffè, American Express y Bloomberg Philantropies) de la Bienal de Venecia sea Vela-Venezia Unica, principal proveedor de los operadores e instituciones turísticas y culturales de la ciudad. Como de costumbre, el tema de los partnerships institucionales en el mundo artístico-cultural acarrea grandes dificultades y, en ocasiones, flagrantes contradicciones. Siguiendo la pista de esta cuestión siempre problemática, quizás también pudiéramos pensar lo complejo y cuestionable de que esta revisión crítica desde el terreno artístico en relación a la migración y el turismo se materialice en Venecia a través de un evento tan mainstream y megamultitudinario. ¿Qué implicaciones tiene todo ello genuinamente sobre la población local, la ciudad y el territorio? ¿Cuál es el lugar de enunciación y el impacto generado con la realización de la feria? ¿Qué flujos de circulación de bienes y personas supone la celebración de este evento? 

Studio Claire Fontaine, Foreigners Everywhere (Spanish), 2007. © Studio Claire Fontaine. Cortesía de Claire Fontaine and Mennour, París

¿Cuántos?

Si revisamos las cifras del listado de artistas participantes, nos llevaremos una tremenda sorpresa al comprobar que el número oficial de artistas de esta venidera Bienal de Venecia ha ascendido sobremanera, sobrepasando con creces la cifra de 213 de la edición de 2022 y alcanzando la mencionada cifra de 331 artistas. Sin embargo, en este recuento de 331 se incluyen varios colectivos, con lo que el número total de participantes supera los 400 artistas, que se repartirán entre las dos secciones de la exposición: Nucleo Storico (que se centrará en los modernismos del Sur Global e incluirá obras producidas entre 1905 y 1990, repartidas entre tres subsecciones: una sala de “Retratos”, otra de “Abstracciones” y una tercera dedicada a la diáspora artística italiana mundial del siglo XX) y Nucleo Contemporaneo (centrada en la producción artística de cuatro tipos de sujetos: “el artista queer”, “el artista outsider”, “el artista folk” o “artista popular” y “el artista indígena”, según la catalogación del propio comisario brasilero).

Siguiendo con el conteo, 39 son los artistas y colectivos participantes en una sección especial titulada Disobedience Archive (integrada dentro del Nucleo Contemporaneo), un proyecto de vídeo del comisario milanés Marco Scotini que recopila obras que se encuentran en la intersección del arte y el activismo. Entre los colectivos seleccionados se encuentran Black Audio-Film Collective, Critical Art Ensemble, Pilot TV Collective y Queerocracy; así como artistas como el español Marcelo Expósito, la teórica y artista visual Hito Steyerl, la artista y activista sudafricana Zanele Muholi, la activista y artista visual Daniela Ortiz o la directora de cine estadounidense Barbara Hammer, entre otros. Cabe destacar que esta sección se divide a su vez en dos partes principales dedicadas una al activismo en la diáspora y otra a la desobediencia de género.

La exposición se centrará en visibilizar las obras de cuatro sujetos artísticos: “el artista ‘queer'”, “el artista outsider”, “el artista folk” y “el artista indígena

Si preguntamos por “cuántos”, por supuesto nos hacemos también la siguiente pregunta: “¿cuántos visitantes vendrán a la bienal?”. Si bien este interrogante no puede responderse por el momento, se puede prever un considerable éxito de afluencia atendiendo a la respuesta (en periodo postpandémico) de 2022. La Bienal de Venecia de 2021 se aplazó a 2022 debido a la pandemia del COVID-19, batiendo esta edición pasada todos los récords de asistencia (con más de 800.000 personas comprando entradas para la exposición regular y 22.498 visitantes asistiendo al preestreno de la muestra). Que esta fortuna cuantitativa se corresponda con una excelencia cualitativa, eso es otra cuestión…

Pabellón Central de la Bienal de Venecia. Fotografía de Francesco Galli. Cortesía de la Bienal de Venecia

¿Quién (comisario)?

De aportar un enfoque de interés y a la altura de las expectativas se encargará el brasilero Adriano Pedrosa, director artístico del Museo de Arte de São Paulo, quien es el primer comisario latinoamericano de la exposición central de la Bienal Internacional de Arte de Venecia. Pedrosa es conocido por su innovadora iniciativa expositiva Histórias, a través de la cual dedica la programación anual del museo a historias poco conocidas o marginales, de colectivos o minorías históricamente discriminadas. Con una mirada muy atenta al Sur Global a lo largo de toda su trayectoria, especialmente a Latinoamérica, el comisario ha sido curador en varias ocasiones de la Bienal de São Paulo (1998 y 2006) y co-curador de la XII Bienal de Estambul en 2011. La de este año será, sin lugar a dudas, una de las citas más importantes de su carrera profesional, como también lo será para el enorme número de artistas que participan en este proyecto expositivo.

Una amplia sección del pabellón estará dedicada a artistas LGBTQ+ y una muestra especial se centrará en la abstracción ‘queer

Adriano Pedrosa y Roberto Cicutto. Fotografía de Andrea Avezzù. Courtesía de la Bienal de Venecia

¿Quiénes (artistas y colectivos)?

Como veíamos anteriormente, la exposición se centrará en visibilizar las obras de cuatro sujetos artísticos: “el artista queer“, “el artista outsider“, “el artista folk” y “el artista indígena”. Ciertamente, los artistas indígenas ocupan un lugar destacado en la Bienal. Así, el colectivo indígena brasileño Movimento dos Artistas Huni Kuin (MAHKU) pintará un mural en la fachada del pabellón de la muestra, y el colectivo neozelandés Māori Mataaho, formado por cuatro mujeres, realizará una instalación en la primera sala del edificio. Una amplia sección del pabellón estará dedicada a artistas LGBTQ+ y una muestra especial se centrará en la abstracción queer, con figuras como Erica Rutherford, Isaac Chong, Violeta Quispe, Louis Fratino o Evelyn Taocheng Wang. 

Como es habitual, habrá una gama de artistas vivos emergentes, a mitad de carrera y consagrados, como son Beatriz Cortez, Olga De Amaral, Hito Steyerl (a través del Archivo Disobedience), Simone Forti, Samia Halaby, Lauren Halsey, Rindon Johsnon, Bouchra Khalili, Teresa Margolles, Ahmed Morsi, Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki), Zilia Sánchez, Ana Segovia, Yinka Shonibare, Superflex, Salman Toor, Kay WalkingStick y WangShui. Pero esta vez también habrá artistas históricos conocidos y artistas recientemente fallecidos, como Pacita Abad, Etel Adnan, Huguette Caland, Tarsila do Amaral, Carmen Herrera, María Izquierdo, Frida Kahlo, Wifredo Lam, Judith Lauand, Tina Modotti, Tomie Ohtake, Diego Rivera, Freddy Rodriguez, Jewad Selim, Joaquin Torres-García y Rubem Valentim. Como principio rector, la edición de 2024 ha favorecido a los artistas que nunca han participado en la Exposición Internacional de la Bienal (aunque algunos de ellos pueden haber sido presentados como parte de un pabellón nacional en alguna edición pasada) y como singularidad de este año cabe mencionar que seis países presentarán pabellones nacionales por primera vez: Benín, Etiopía, Tanzania, Timor Oriental, Nicaragua, Panamá y Senegal.

Violeta Quispe, Ekeke (2021). Cortesía de Vigil Gonzales
Yinka Shonibare, Refugee Austronaut II (2016). Cortesía del artista y de la James Cohan Gallery. Fotografía de Stephen White & Co. © Yinka Shonibare CBE

Si realizamos un análisis panorámico de los 331 artistas escogidos para la muestra, podemos proponer algunas consideraciones y extraer ciertas conclusiones, además de la mencionada preponderancia de artistas indígenas y artistas queer. En primer lugar, la pluralidad de procedencias y países de origen de los artistas escogidos es muy abultada. Geográficamente, los artistas expuestos tienen vínculos con al menos 69 países. Dado que la Bienal se centra en el tema “Extranjeros en todas partes”, determinar la nacionalidad de un artista puede resultar complicado, ya que muchos nacieron en un país y murieron o residen actualmente en otro. Además, al centrarse en artistas nacidos o que trabajan en el Sur Global, la lista se articula en 12 países de Asia Oriental, Asia Meridional y Oceanía, como China, Sri Lanka, Filipinas y Nueva Zelanda; 11 países del Norte de África y Oriente Próximo, como Egipto, Palestina y Arabia Saudí; 9 países del África Subsahariana, como Nigeria, Angola y Sudáfrica; y 2 territorios, Hong Kong y Puerto Rico. Por otra parte, también se incluyen 17 países de Europa, como el Reino Unido, Italia, Francia y la antigua Checoslovaquia.

Centrándonos específicamente en Latinoamérica, la exposición incluye artistas vinculados a 16 países de América Latina y el Caribe, como México, Guatemala, Argentina, Uruguay, Cuba y Haití. Igualmente cabe mencionar que 30 artistas están vinculados específicamente a Brasil, país de origen de Pedrosa. Finalmente, y como curiosidad, se debe reseñar la casi inexistente presencia de artistas españoles, con la única participación (además del mencionado Marcelo Expósito) del pintor y escultor ya fallecido colombo-español Alejandro Obregón, quien fuera miembro del Grupo de Barranquilla.

¿Y España?

Más allá de la escasísima presencia de artistas españoles, el visitante siempre podrá acercarse al Pabellón Español de la Bienal. En diálogo con la importante presencia de discursos decoloniales, el Pabellón de España presenta el proyecto Pinacoteca Migrante, de la artista hispano-peruana Sandra Gamarra Heshiki (primera artista representante del pabellón nacida fuera de las fronteras de nuestro país), quien ha desarrollado un proyecto donde cuestiona las narrativas coloniales y los modos de representación, vinculados a la concepción de los museos, hasta la actualidad. La amplia investigación que ha llevado a cabo Sandra Gamarra (Lima, 1972) será reflejada en un centenar de nuevas obras cuyo punto de partida son pinturas del patrimonio nacional de colecciones y museos de arte en todo el territorio español, desde la época del Imperio hasta la Ilustración. 

Absolutamente conectada la propuesta del pabellón con la temática de la muestra central de la bienal, la artista transformará el Pabellón Español en una pinacoteca histórica de arte occidental, donde la noción de “migración” será entendida de múltiples formas y revisada. Los protagonistas serán los migrantes, tanto humanos como no humanos: organismos vivos, plantas y materias primas. Cada obra condensará una investigación en relación a la falta de narrativas decoloniales en los museos y analizará las representaciones sesgadas entre colonizadores y colonizados. En esta investigación se entrelazan la sociología, la política, la historia del arte y la biología para proporcionar una reinterpretación donde las consecuencias históricas, a menudo ignoradas, se vinculan con nuestro contexto contemporáneo. Hasta el momento conocemos pocos detalles y estamos a la espera de que el próximo 14 de febrero se desvele más información al respecto en la rueda de prensa que ofrecerán a los medios la artista y el comisario, Agustín Pérez Rubio.

Finalmente, cabe destacar igualmente que el cineasta Carlos Casas (Barcelona, 1974) será el protagonista del Pabellón de Cataluña de la edición de este año de la Bienal de Arte de Venecia. El proyecto Bestiari, del artista catalán y la comisaria Filipa Ramos, ganaron hace unos meses el proceso de selección, convocado por el Institut Ramon Llull, para la participación de la cultura catalana en el programa Eventi Collaterali de la bienal. A partir de una mirada actual, que habla de la ecología y de la inteligencia de la naturaleza a través de múltiples perspectivas, Bestiari rinde homenaje al clásico medieval Disputa de l’asne, un texto catalán escrito entre 1417 y el 1418 por el autor mallorquín Anselm Turmeda (1355-1423), considerado, junto con Ramon Llull, uno de los fundadores de la literatura catalana. Bestiari celebra los paisajes naturales de Catalunya, e indaga sobre la vida y la memoria, las relaciones interespecies, la conservación y la creación. El proyecto se plasmará en una exposición audiovisual que sumergirá a los visitantes en ciclos de imágenes y sonidos de la naturaleza, grabados en varios parques naturales de Cataluña.

Sandra Gamarra Heshiki, Detalle de Máscaras Mestizas. Sandra Gamarra Heshiki 2023. © Oak Taylor-Smith

¿Quejas? ¿Polémicas?

La próxima edición de la Bienal de Venecia ya está marcada por la polémica. El año pasado, la comisaria Esra Sarıgedik Öktem dimitió como comisaria del Pabellón de Turquía y el comité de selección de Finlandia de la Bienal de Venecia puso fin a su tradicional convocatoria abierta en favor de un proceso interno. También, a principios de enero, Polonia canceló su proyecto expositivo (del artista Ignacy Czwartos) para el Pabellón Polaco de la Bienal, lo que generó acusaciones de censura. El Pabellón había sido presentado bajo la dirección del gobierno nacionalista polaco, que perdió el poder en diciembre. La decisión de reemplazar la exposición de Czwartos con un proyecto alternativo del Open Group ha abierto el debate sobre la libertad artística y la influencia política en el arte.

Todo ello nos anima a pensar que esta edición de la bienal pueda ir más allá de ese eterno retorno de lo idéntico

Por otra parte, la queja habitual sobre las bienales de arte (además de la crítica al impacto medioambiental, la falta de implicación con el territorio y el tejido local, la despolitización de las prácticas…) viene en muchas ocasiones de la mano de quienes creen que van a ver “lo mismo de siempre”: las mismas caras, los mismos artistas y los mismos discursos. Y, aunque esto con frecuencia sucede, también las bienales pueden servir para trazar un mapeo notable de los procesos, relatos y poéticas del presente, así como en algunos casos aportar novedades y reconocer figuras desconocidas. En este sentido, por ejemplo, si nos fijamos en la Bienal de Whitney de este año, que se inaugura un mes antes e incluye 69 artistas y 2 colectivos, la coincidencia en la selección de artistas con la Bienal de Venecia es casi nula. Mientras que las bienales internacionales son conocidas por el cruce de artistas, estas dos sólo comparten 1 artista, el chileno Seba Calfuqueo. Todo ello nos anima a pensar que esta edición de la bienal pueda ir más allá de ese eterno retorno de lo idéntico, ese ya mencionado bucle bienalístico: un déjà-vu hipnótico y mareante.

¿Algo más que añadir?

Algo que quizás sorprenda (o a lo mejor no tanto) a quien estudie en profundidad el listado de artistas que participan en la exposición central de la Bienal de Venecia es que, a pesar de que no hay apenas artistas estadounidenses en comparación a otras ediciones, son muchos los artistas que han fallecido en Estados Unidos o que residen actualmente allí. De tal forma, encontramos que artistas de Uganda, El Salvador, Puerto Rico, Líbano, Sudáfrica o Palestina tienen actualmente su residencia en el país americano (en casi todos los casos en Los Ángeles y Nueva York1Esto mismo sucede en otras tres ciudades: París, Berlín y Londres.). 19 artistas de esta edición residen actualmente en Estados Unidos, mientras que 9 murieron en este país (a pesar de que todos ellos nacieron en países diferentes). Esto nos remite a aquella reflexión que plantearía Martha Rosler sobre la efectividad, potencialidad y problemáticas de las bienales en su libro Clase cultural. Arte y gentrificación (concretamente en el capítulo “¿Tomar el dinero y correr? ¿Puede ‘sobrevivir’ el arte político y de crítica social?”), donde además de comentar que “lo vendible es lo diferente pero no lo demasiado diferente”, explica que en las bienales

“no es raro que aquellos artistas elegidos para representar a la cultura local sean los que se habían mudado a enclaves para artistas en ciudades totalmente ‘metropolitanas’, del ‘Primer Mundo’ (Londres, Nueva York, Berlín, París), consideradas portales al sistema/mercado del arte global, para luego volver a sus países de origen y ser ‘descubiertos’. El avión permite una relación continua con la tierra natal; la expatriación puede prolongarse, interrumpida cada tanto por algún tiempo pasado en casa. Esta condición, por supuesto, define a la fuerza de trabajo migrante e itinerante de todo tipo, bajo las condiciones actuales: los artistas van detrás del flujo del capital del mismo modo que cualquier otro trabajador”2Sobre esta cuestión véase también “Biennals without Borders?” (“¿Bienales sin fronteras?”) de Chin-Tao Wu en New Left Review 57 (mayo/junio de 2009), donde se pueden consultar gráficos, análisis y estadísticas que corroboran estas tesis y amplían los puntos mencionados. Wu analiza el patrón de selección seguido para escoger a artistas de países de las “periferias” globales..

Esta coyuntura nos sitúa en una compleja y problemática relación con respecto al arte contemporáneo, la migración y el capital. Una tríada que será interesante ver cómo se plantea y resuelve en la próxima Bienal de Arte de Venecia (a través de qué propuestas y prácticas se problematiza), la cual por seguro estará marcada por vaivenes de distinta naturaleza: aquellos que acompañan los viajes y flujos migratorios (también los generados por la propia bienal) y aquellos otros que imponen el acelerado ritmo de la gestión logística y la confrontación mediática.

(Bienal Internacional de Arte de Venecia. Del 20 de abril al 24 de noviembre de 2024)

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    Esto mismo sucede en otras tres ciudades: París, Berlín y Londres.
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    Sobre esta cuestión véase también “Biennals without Borders?” (“¿Bienales sin fronteras?”) de Chin-Tao Wu en New Left Review 57 (mayo/junio de 2009), donde se pueden consultar gráficos, análisis y estadísticas que corroboran estas tesis y amplían los puntos mencionados. Wu analiza el patrón de selección seguido para escoger a artistas de países de las “periferias” globales.