Descendiendo hacia las entrañas de La Casa Encendida, nos imbuimos en un laberinto vegetal en el que acabamos por extraviamos. En el ir y venir por el tortuoso pasillo, las hojas nos rozan los brazos, la cara, las piernas. Nos dejamos llevar en una deriva que zozobra entre las salas que componen la exposición En la profundidad el calor se fuga de la artista Laure Prouvost.
Como esa fuga que aparece indicada en el título, también el visitante huye después de un tiempo de las profundidades de la institución y, arriba, se encuentra con dos salas: en una de ellas se proyecta un vídeo hipnótico, fragmentario y onírico, que nos acompaña en un enrevesado e impactante viaje de ensoñaciones y relatos, hasta que finalmente nos expulsa de la sala. Acabamos exhaustos. En la sala de enfrente, una instalación tremendamente íntima, oscura y sencilla, nos transporta en el tiempo, a través de la memoria y vivencias de la artista. Una multitud de objetos pedestalizados son iluminados, de forma que cuando cada uno de ellos se nos aparece en la nocturnidad de la sala, como si se tratara de un destello en el tiempo, este representa un chispazo, una iluminación, un recuerdo: el objeto subjetivado por la artista nos hace rememorar aquello que no vivimos. Como un relámpago que nos atraviesa, anticipamos al instante su carga afectiva, que nos invade puntualmente, eléctricamente, que recorre nuestro cuerpo.
El objeto subjetivado por la artista nos hace rememorar aquello que no vivimos
La exposición En la profundidad el calor se fuga, inaugurada el pasado 7 de octubre y abierta al público en La Casa Encendida hasta el 8 de enero de 2023, se presenta como una exploración de la artista Laure Prouvost (Lille, Francia, 1978) en torno a los orígenes, tanto de la artista, que vuelve la vista atrás a su memoria, a su pasado, como de la humanidad, expresando un imaginario maternal y calentito, como explicaba la propia artista frente a la prensa el 6 de octubre en la institución madrileña.
En su narración de la muestra, nos invitaba a imaginarnos como pulpos, como seres viscosos a la hora de recorrer la exposición, y nos guiaba sensorialmente en un relato con los ojos cerrados por las salas de la exposición haciendo continua referencia a la temperatura, a los roces y caricias, a ese volver a los orígenes que pretende evocar la muestra, así como también a una noción, claramente poshumana, de intercambio e interconexión de los humanos con otros humanos, como de humanos y no-humanos, sean estos animales u objetos. Además, el comisario de la exposición, João Laia, nos narraba a los distintos medios que asistimos a la inauguración que el punto de partida de la exposición fue la sauna, la cual consiste en un espacio donde todo se junta y mezcla todo, y que además se vincula en Finlandia tanto al nacimiento como al origen a causa de las prácticas que allí se llevan a cabo.
Nos guiaba sensorialmente en un relato con los ojos cerrados por las salas de la exposición
Reconocida por sus instalaciones inmersivas multisensoriales y transmedia, con líneas argumentales entretejidas que combinan ficción y realidad, Laure Prouvost (premio Max Mara 2011, premio Turner 2013 y representante de Francia en la Bienal de Venecia de 2019) es una contadora de historias extraordinaria, que busca en su trabajo una nueva gramática audiovisual sustentada en un enfoque háptico y sensual. En la creación artística de Prouvost, la elasticidad del lenguaje y la narrativa desempeñan un papel esencial con obras que, alejándose de las narrativas lineales tradicionales y jugando a menudo con malas traducciones intencionadas, desquician las conexiones esperadas y comunes entre el lenguaje, la imagen y la percepción, abriendo así un espacio al humor y a la imaginación del espectador. Seduciéndole.
En esta misma línea, Prouvost juega con los espacios expositivos, donde plantea una constante fricción entre lo que ocurre dentro y fuera de la pantalla, entre cómo se experimenta lo representado y lo que se está experimentando en el espacio, y trastoca así los paradigmas establecidos sobre la transmisión de información a través del relato. Al eludir los procesos asociativos convencionales, esta omnipresencia de lo lúdico multiplica las interpretaciones posibles de cada obra. De alguna manera muy similar a los juegos infantiles de asociación libre de ideas e imágenes, Prouvost restaura e ilumina las propiedades mágicas de lo cotidiano.
Un periodo de doce años de la producción de Laure Prouvost con cinco instalaciones audiovisuales
La muestra que se presenta ahora en La Casa Encendida es la primera en solitario en una institución en España y mapea un periodo de doce años de la producción de Laure Prouvost con cinco instalaciones audiovisuales. Todas las piezas se disponen ligadas por una cuidada intervención inmersiva en cuatro de los espacios expositivos de La Casa Encendida y profundizan en una amplia red de elementos como objetos encontrados, pintura, sonido o escultura fusionándose en múltiples estratos de marcada condición performativa. Se trata de una exposición térmica, sonora, laberíntica, donde la mirada lleva al tacto, a la fusión y confusión de objetos y vivencias.
Todo nos recuerda a otro tiempo que no acabamos de rememorar del todo, que se intuye, que se aparece y desaparece, que se nos muestra impreciso, líquido y gaseoso, esparcido y desbordante, como se puede comprobar con las obras It, Heat, Hit (2010), en End Her Is Story (2017) o también A Way To Leak, Lick, Leek (2016), que imbuyen al espectador de forma plena en un espaciotiempo inéditos; o como sucede en los dos últimos trabajos de Prouvost, la instalación From the Depth, que incluye la película Four For See Beauties, realizada en coproducción entre el Museum of Contemporary Art Kiasma | Finnish National Gallery y La Casa Encendida, y la pieza Surrounding you, producida por carlier | gebauer.
(Laure Prouvost. En la profundidad el calor se fuga, en La Casa Encendida, Madrid. Desde el 7 de octubre de 2022 hasta el 8 de enero de 2023)