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La Trienal de Brujas: repensar la ciudad

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Adrien Tirtiaux, Under the Carpet, Trienal de Brujas 2024. © Filip Dujardin

En un mundo amenazado por el cambio climático, la desigualdad de acceso a los recursos y la reducción de la calidad de vida (devorada por el trabajo), las ciudades —espacios donde se concentra más de la mitad de la población mundial— llevan años en el punto de mira, siendo consideradas como los verdaderos escenarios de posibilidades. Entre los agentes catalizadores de transformación están, como siempre, los artistas.

La cuarta edición de la Trienal de Brujas 2024 se centra en el futuro y en cómo preservar y mejorar la calidad de vida de Brujas (Bélgica), una ciudad marcada por su patrimonio histórico y protegida por la UNESCO. Los artistas y arquitectos participantes exploran el potencial latente de la ciudad y de la región costera de Zeebrugge a través de instalaciones site-specific que crean nuevas conexiones y reflexionan sobre desafíos sociales, económicos y ecológicos. Bajo el título Spaces of Possibility, la Trienal combina arte y arquitectura contemporáneos integrados en el contexto histórico de Brujas para dar lugar a una manifestación única que incluye visitas guiadas, una programación de eventos, programas educativos para escuelas y familias y mecanismos de accesibilidad para que todos​ puedan disfrutar del festival. Durante todo el verano, Brujas bullirá de manifestaciones culturales e intentará posicionarse en el panorama artístico internacional.

Entre las artistas veteranas más destacadas encontramos a la libanesa de origen palestino Mona Hatoum

La exposición toma Brujas como punto de observación para imaginar otras ciudades y futuros posibles, inspirándose en los escritos de la pensadora estadounidense Rebecca Solnit. Invita a artistas y arquitectos a ver la ciudad como un “depósito de posibilidades”, cuestionando paradigmas dominantes y proponiendo alternativas. Se aborda el papel del espacio público en la evolución de Brujas, desde una metrópolis medieval a un destino turístico actual, explorando cómo revitalizar espacios no utilizados, conectar diferentes barrios y mantener la calidad de vida en una ciudad histórica. El cuestionamiento crítico con el pasado y del estado inamovible de las cosas están en el corazón de toda la propuesta.

Las anteriores ediciones de la Trienal también habían especulado sobre aspectos posibles de la ciudad: la de 2015 había explorado la idea de Brujas como megalópolis, la de 2018 la metáfora de “ciudad líquida”, y la de 2021 la de sueño. En esta ocasión, el equipo de comisarias, compuesto por Shendy Gardin (1987, Brujas) y Sevie Tsampalla (1977, Kos, Grecia), ha elegido el espacio público y la posibilidad que este ofrece para el futuro. El espacio es donde se produce el movimiento, el encuentro, la creatividad, la libertad, el cambio; el cambio físico, pero también mental y espacial.

La programación principal

Doce artistas de todo el mundo han sido invitados a participar con sus propuestas temporales para encontrar el potencial latente de esta ciudad en constante cambio, para conectar lo urbano y la naturaleza, la historia y el turismo, la modernidad y la industria. Según las comisarias, nos encontramos en el comienzo de una nueva era, de cambio y de toma de conciencia colectiva; para asegurar nuestro bienestar y el de las generaciones por venir, debemos pensar y actuar de otra manera, utilizando los recursos de manera más racional e inteligente. Explorar la morfología de la ciudad, identificar sus fallas y redefinir otra posible Brujas ha sido el objetivo de los doce artistas y estudios de arquitectura seleccionados, quienes se han centrado en barrios ocultos o que han sufrido transformaciones radicales en los últimos años.

Entre las artistas veteranas más destacadas encontramos a la libanesa de origen palestino Mona Hatoum (1952, Beirut), que ha expuesto en la Bienal de Venecia (1995, 2005), la documenta de Kassel (2002, 2017), la Bienal de Estambul (1995, 2011), el Centro Pompidou de París (2015) o la Tate Modern de Londres (2016). En línea con otras obras donde explora sistemas de disciplina y control, tal como se representan en la arquitectura de la detención y el cautiverio, está su pieza Full Swing, que invita a balancearse en un estrecho pasillo subterráneo excavado en el jardín del Hospital Psiquiátrico PZ Onzelievevrouw. En el centro de la estructura, un columpio suspendido de una viga metálica espera al visitante, que se enfrenta con sentimientos de secuestro, inestabilidad y desorientación.

Mona Hatoum, Full Swing, Trienal de Brujas 2024. © Filip Dujardin

Por su parte, el colombiano Iván Argote (1983, Bogotá), que trabaja sobre la imaginería, el patrimonio y el poder, ha realizado Who?, un par de botas de bronce de apariencia incompleta que parecen flotar sobre el agua del río, dando la impresión de ser solo la punta del iceberg. Este “monumento cuestionado” invita a especular sobre la identidad que hay detrás de él y, de manera general, reflexiona sobre la legitimidad de cualquiera a ser representado en el espacio público, reconsiderando el papel del monumento como símbolo de transformación social.

Una visita al campanario del siglo XIII inspiró a Boonserm Premthada (1966, Bangkok), del Bangkok Project Studio de Tailandia, a construir The Tower of Balance, un campanario contemporáneo de 18 metros de altura con tres plataformas de madera. Este proyecto da significado a una extensión de vegetación poco conocida. La estructura de pino, situada frente al Parque Roi Albert Ier, se alinea con las tres emblemáticas torres medievales de Brujas: la Catedral de San Salvador, la Iglesia de Nuestra Señora y el campanario. Jugando con la transparencia, la forma y el material, The Tower of Balance ofrece un contrapunto contemporáneo a estas torres de piedra.

Mariana Castillo Deball (1975, México D. F.) ha realizado Firesong for the bees, a tree of clay, una instalación arquitectónica y escultórica para abejas que “repoliniza” la ciudad con iconografías, tecnologías y arquitecturas olvidadas derivadas de la apicultura. Está compuesta por columnas de diversas formas cerámicas y una plataforma de madera en la cima que alberga tres colmenas; esta estructura se inspira en la arqueología de la apicultura, representando tradiciones anteriores a la introducción de colmenas de madera en 1852, cuando las decoraciones reflejaban las creencias culturales o la personalidad del propietario.

Diseñada para ocupar la playa de Zeebrugge, Star of the Sea llama la atención desde lejos con su estructura colosal de hormigón y sus chimeneas monumentales. Esta obra, con sus tubos cilíndricos, cajas de inspección triangulares y piezas intercambiables, recuerda a las estructuras arquitectónicas típicas de la costa: un búnker, un pabellón o un castillo de arena. Ivan Morison (1974, Estambul, Turquía), cuya obra es principalmente performativa y está inserta en el espacio público a través de “espacios escultóricos” y “esculturas sociales”, invita a los transeúntes a explorar la pieza, descubriendo y experimentando sus diferentes espacios.

Raamland es un nuevo jardín comunitario creado por Norell/Rodhe (Daniel Norell y Einar Rodhe). Este estudio de arquitectura sueco, fundado en 2012 en Estocolmo, ha rediseñado la plaza existente de Sint-Obrechtsstraat, creando un espacio de inspiración y encuentro propicio para experiencias intensas, y construido con elementos estándar combinados con materiales reutilizados. Raamland es un laboratorio para la revalorización y un estudio sobre cómo gestionar los flujos de materiales de manera diferente en el futuro. Este jardín aborda la arquitectura como un organismo vivo que cambia gradualmente de forma, al mismo ritmo que su entorno más amplio: la ciudad.

También sobre la plaza ha trabajado el estudio de arquitectura japonés Shingo Masuda + Katsuhisa Otsubo. empty drop es una escultura geométrica de ladrillos que transforma la superficie del antiguo huerto histórico, otorgándole una nueva estructura. Los arquitectos juegan con el concepto de espacio “libre” o indefinido, algo ausente en la geografía de la ciudad, donde cada rincón está claramente definido. Partiendo de la pregunta “¿Es realmente necesario?”, la agencia japonesa cuestiona el concepto del espacio. Como arquitectos, se plantean si deben seguir añadiendo elementos o si pueden concebir la arquitectura y su existencia de manera diferente.

En el jardín del antiguo monasterio de los Capuchinos, SO–IL (Solid Objectives), en colaboración con la Dra. Mariana Popescu (TU Delft) y Summum Engineering, presenta Common Thread, un tejido que se extiende sobre dos barrios y crea una nueva conexión en la ciudad. Inspirado en la historia de Brujas, conocida como la capital del encaje, el estudio de arquitectura estadounidense se interesa por el tejido como un vínculo social, económico y formal. Common Thread serpentea a través del espacio verde interior como una línea curva, revelando poco a poco nuevos rincones del jardín al visitante.  

“¿Cómo podemos pensar los conceptos de sostenibilidad y cambio, y cómo pueden el arte y la arquitectura contemporáneos esbozar un nuevo marco en este contexto?”, se preguntan las comisarias

En el patio del hotel Cour Bladelin del siglo XV, el Studio Ossidiana (fundado en 2015 en Rotterdam, Países Bajos) presenta Earthsea Pavilion, una instalación cilíndrica que conecta la tierra y el mar, la historia y la naturaleza. Inspirado en la rica historia de Brujas y su relación con el mar, el silo, de seis metros de ancho, está compuesto por diferentes materiales apilados como ecosistemas, mezclados con plantas y flores (o semillas) que se transformarán con el tiempo. La obra cambiará de forma durante la primavera y el verano de la Trienal de Brujas 2024.

Under the Carpet es una obra de arte en tres partes del artista e ingeniero-arquitecto Adrien Tirtiaux (1980, Etterbeek, Bélgica) que invita a redescubrir la vía de comunicación que une el Hospital Saint-Jean y la Clínica Minnewater. Como un arqueólogo de la modernidad, exhuma dos fragmentos de la ruta original, cubiertos por musgo y vegetación durante décadas, y crea instalaciones que juegan con el interior y el exterior, la ficción y la realidad. La obra invita a espectadores y transeúntes a reconstruir la infraestructura resurgida.

Con The Joyful Apocalypse, el estudio de arquitectura bruselense Traumnovelle, fundado en 2015, transforma la plaza Cour des Halles, del siglo XIII, en un escenario temporal. La estructura industrial de tres pisos utiliza materiales como estructuras de construcción, paneles de aluminio y cortinas plateadas, creando la impresión de constante metamorfosis. La instalación convierte a los transeúntes en participantes activos, invitándolos a recorrer la estructura y observar en los tres niveles lo que sucede arriba y abajo.

Finalmente, Sumayya Vally (1990, Laudium, Sudáfrica) se inspiró en la historia comercial de Brujas para crear Grains of Paradise, una instalación de canoas ennegrecidas llenas de hierbas y especias, incluyendo la pimienta melegueta, conocida como “grains of paradise”. La obra invita a reflexionar más allá de las fronteras nacionales y destaca el apogeo comercial de Brujas en los siglos XIV y XV.

¿Qué cambios verdaderos pueden esperarse de eventos culturales tan institucionalizados?

Además, cuatro instituciones locales han colaborado con la Trienal de Brujas para realizar una programación paralela a estas doce instalaciones principales. El Cultuurcentrum Brugge expone a seis artistas procedentes de Brujas en la Loge des Bourgeois en la muestra La mémoire comme construction. De Republiek y Dertien12 organizan una serie de conferencias por toda la ciudad, Lettres à la ville. Het Entrepot presenta una instalación, una performance, un decorado y la escenografía de la primera película de Brecht Vanhoutte, de próxima aparición. Por último, Musea Brugge organiza una exposición sobre el cambio climático, Rebel Garden, en tres insticuiones a la vez, el Musée Groeninge, el Musée Gruuthuse y el Musée Hôpital Saint-Jean, que pone en diálogo el ser humano y la naturaleza, el arte antiguo y el contemporáneo.

Estas obras, pero sobre todo las doce instalaciones site-specific anteriormente desarrolladas, intentan mostrar una perspectiva distinta de un caso urbanístico concreto, el de Brujas, pero también enseñar cómo es posible repensar una ciudad cualquiera que cuente con un pasado clásico, moldearla y prepararla para el futuro, a través de la manipulación del espacio y la materia.

¿Qué cambios verdaderos pueden esperarse de eventos culturales tan institucionalizados? Las noches en blanco (desaparecidas en muchas ciudades españolas, pero supervivientes aún en otros lugares de Europa), diversos formatos de festivales y bienales más locales… Bajo el señuelo de acercar el arte a la ciudadanía, de hacerlo accesible e implantado en los espacios de convivencia, multitud de proyectos, misteriosamente parecidos los unos a los otros (sus eslóganes también), corren el riesgo de perder su potencial de transformación social. ¿Conseguirá la Trienal de Brujas escapar a la dinámica de la industria cultural para crear de verdad transformación social? Estaremos atentos a la evolución del proyecto.

(Trienal de Brujas, Brujas, Bélgica. Hasta el 1 de septiembre de 2024)