El nombre de Alberto Schommer siempre estará, de manera inevitable, ligado a los retratos. Personalidades públicas, figuras reconocidas tanto dentro como fuera de España fueron inmortalizados por la cámara del fotógrafo, desde Warhol a Dalí pasando por José Hierro, José Luis L. Aranguren o Gabriel Celaya, entre muchos otros. Schommer comenzó en la fotografía a partir de los años 50 de la mano de su padre –también fotógrafo– el alemán Alberto Schommer Koch, que regentaba un estudio en Vitoria desde la década de los 20. Fue en estos primeros años cuando Schommer comenzó a jugar y trastocar las bases de la fotografía para cambiar las luces; su técnica era simple: utilizar una única luz y aclarar las sombras mediante cartulinas blancas. De este modo, el fotógrafo inició una andadura en el sector que quedará en la retina del espectador que sea testigo de su obra y que le ha servido para posicionarse como el padre de la fotografía moderna en España y, probablemente, en Europa, además de ser uno de los referentes más importantes del país. Ahora, Kutxa Kultur Artegunea de San Sebastián repasa su trayectoria con la exposición Alberto Schomer… hacia la modernidad, que se inauguró el pasado 2 de diciembre y que podrá verse hasta el 19 de marzo de 2017.
Estas piezas se han reunido en series que, a su vez, están divididas en tres apartados: Primera época, Paisajes y escenarios urbanos y, por último, Puesta en escena
La muestra recoge 89 obras del fotógrafo y realiza una retrospectiva por el trabajo de Schommer, que se caracterizó por su poderosa personalidad y por la exploración de todo tipo de territorios estéticos. Estas piezas se han reunido en series que, a su vez, están divididas en tres apartados: Primera época, Paisajes y escenarios urbanos y, por último, Puesta en escena. En la primera sección se abarcan los diez primeros años de la fotografía del artista, de 1950 a 1960, una época en la que realizaba, a la par, pintura. Pero fue el libro de Steichen, The family of man, el que sacó a Schommer con una Rolleiflex y una Leica bajo el brazo a recorrer Vitoria. Fue en esta misma etapa cuando descubrió a maestros como Irving Penn o Richard Avedon, a quienes admiraba. En Paisajes y escenarios urbanos, se muestra la dualidad de dos de sus series, Máscaras y Paisajes negros. La urbanidad que capturaba Schommer poseía un lenguaje propio, pictórico, con matices de Walker Evans o Robert Frank. Por último, en la tercera división, se muestra todo el elenco económico y cultural de España que el fotógrafo retrató haciendo gala de su creatividad. Los retratos de Schommer se caracterizan porque nos relata cómo son sus retratados, más allá de sus caras se puede saber qué hace cada uno gracias a los objetos que el fotógrafo utilizaba para rodearlos. En este mismo apartado, se muestra la experimentación del artista, mostrando sus inicios en la pintura hasta llegar a la escultura con Cascografías.
Schommer trabajó para el ABC, para El País, fue fotógrafo de Cristóbal Balenciaga en los 60 y también del Rey Juan Carlos I. Su obra ha sido expuesta en infinidad de países, ha editado y publicado más de 70 libros y ha recibido importantes galardones. En 2009, el Ministerio de Cultura le otorgó la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y en 2013 fue Premio Nacional de Fotografía. Además, en 2014 expuso la serie Máscaras en el Museo del Prado, posicionándose como el primer fotógrafo español y vivo que ha conseguido tal peripecia.
(Alberto Schommer… hacia la modernidad, en Kutxa Kultur Artegunea, San Sebastián. Del 2 de diciembre al 19 de marzo de 2017)