La muerte de Eugeni Forcano (1926-2018) la madrugada del pasado lunes es la pérdida de uno de los fotógrafos más destacados de la Barcelona de los 60 y 70. Forcano, quien ganó el Premio Nacional de Fotografía en 2012, fue tímidamente reconocido profesionalmente, pero enormemente aclamado popularmente. Poco dado a la vida social, Forcano era, sin contradicciones, un fotógrafo profundamente conectado con la calle, con la gente.
Fue a los 34 años cuando Eugeni Forcano se adentró en el camino de la fotografía profesional. Tras seguir con el negocio familiar, ligado a lo textil, y hundirse, encontró el éxito en el mundo de la fotografía gracias a ganar el concurso de fotografía convocado por el semanario “Destino”. A partir de ese momento, Forcano empezó a hacer la portadas del semanario desde 1960 a 1974 entablando una estrecha amistad con el editor Josep Vergés, el director Néstor Luján y el escritor Josep Pla, de quien se conserva un conocido retrato que le hizo el fotógrafo.
Poco dado a la vida social, Forcano era, sin contradicciones, un fotógrafo profundamente conectado con la calle, con la gente
Pla, junto a Joan Miró, fueron los únicos rostros conocidos que pasaron ante la cámara de Forcano. El resto fueron anónimos, retratos robados en los que Forcano nunca buscó la miseria o el drama, sino resaltar justo lo contrario: la dignidad. Para ello se hacía valer de una Rollei de visor superior que llevaba medio escondida y que le permitía enfocar a los sujetos sin apuntarlos directamente. Pero, más allá de la fotografía social y en blanco y negro que, sin duda, le ha caracterizado, Forcano experimentó también con la moda, la publicidad y la fotografía puramente experimental, tendencias que le permitieron explorar con el color.
Pla, junto a Joan Miró, fueron los únicos rostros conocidos que pasaron ante la cámara de Forcano
De manera tardía, Forcano tuvo la oportunidad de obtener en vida dos de los más importantes galardones nacionales de fotografía: la Medalla de Oro al Mérito Artístico en 2009 y el Premio Nacional de Fotografía en 2012. En cuanto a exposiciones, en 2005 el Palau de la Virreina (Barcelona), le dedicó una antológica por toda su obra y, en 2010, Barcelona expuso 130 fotografías en una exposición que llevaba por título La meva Barcelona y en la que la ciudad era, sin duda, la gran protagonista. Actualmente, y hasta el 20 de mayo, puede verse en el Palau Solterra que la Fundació Vila Casas tiene en Torroella de Montgrí la exposición La vida atrapada al vol, muestra que exhibe una selección de sus fotografías y sus trabajos experimentales.