Ai Weiwei. Don Quixote, uno de los proyectos más ambiciosos del MUSAC
Ai Weiwei (Pekín, China, 1957) es conocido por fusionar arte y activismo político, lo que ha cimentado su posición como una de las voces más críticas e influyentes en el panorama artístico actual. La próxima y esperadísima exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) permite a los visitantes explorar el impacto de su obra en el arte contemporáneo y en las luchas sociales y políticas globales. A partir del 9 de noviembre, Ai Weiwei. Don Quixote presenta una colección monumental de 44 obras realizadas en los últimos veinte años, desde 2008 hasta 2023, que exploran temas fundamentales en la obra del artista y activista chino: libertad de expresión, crisis migratorias y derechos humanos. La exposición, que estará abierta al público hasta el 18 de mayo de 2025, ha sido comisariada por el director del MUSAC, Álvaro Rodríguez Fominaya, y diseñada en exclusiva para el museo; destaca por su enfoque inmersivo y la inclusión de obras en diversos formatos de sus series más representativas, desde esculturas e instalaciones hasta vídeos, películas y los famosos cuadros realizados con bloques de LEGO.
El arte y el activismo de Ai Weiwei
La conexión entre el título de la exposición, Don Quixote, y la vida de Ai Weiwei es profundamente simbólica. Inspirado en la infancia del artista, quien vivió en exilio con su padre, el poeta Ai Qing, en las tierras desérticas de Xinjiang, la historia de Don Quijote y Sancho Panza (a la que le introdujo su padre, quien poseía un ejemplar de la obra) representaba para él una ventana a la fantasía, permitiéndole soñar con mundos diferentes a la restrictiva realidad maoísta. Esta influencia cervantina forma la base de la exposición, que presenta un recorrido cronológico por los temas recurrentes en la obra de Weiwei desde 2008 hasta 2023, sin que se trate de una retrospectiva completa de su carrera.
Con 19 piezas de LEGO, es la exposición que mejor retrata este corpus de su obra
Entre las piezas más originales de la muestra se encuentran las obras realizadas con bloques de construcción, LEGO o WOMA. Un primer grupo reinterpreta a tamaño real obras icónicas de la historia del arte que resuenan con la ideología del artista. Por ejemplo, The Third of May (2023) ha sido producida ex profeso para la muestra y recrea los Fusilamientos de Goya para celebrar la resistencia y el sacrificio frente a la opresión, un tema que Weiwei siente muy actual en nuestra sociedad; por su parte, The Last Supper in Pink recrea el mural de Leonardo da Vinci pero sigue la versión de Andy Warhol. En segundo lugar, se encuentran las imágenes tomadas de medios de comunicación que reflejan episodios geopolíticos de la historia actual. Por último, el siempre astuto Weiwei reinterpreta sus propias obras, realizadas en otras técnicas, como el selfi Illumination (2019) que tomó estando custodiado por varios policías en un ascensor.
Con 19 piezas de LEGO, es la exposición que mejor retrata este corpus de su obra (desde 2007 ha producido un total de 60), seguida por la del Design Museum de Londres de 2023. Weiwei utiliza estos bloques como una herramienta de crítica y cuestionamiento. Según el artista, “LEGO, al igual que los mosaicos antiguos, los diseños textiles y de alfombras, o la impresión con tipos móviles de madera de la dinastía Song (c. 1000 d.C.), encarna una sensación de atemporalidad” que le permite explorar y desmantelar temas políticos y estéticos sin la carga de la tradición pictórica o escultórica clásica. Con una paleta de colores limitada a cuarenta tonos, y una neutralidad en su materialidad, esta elección de instrumental subraya su rechazo a los medios convencionales y su desafío de las normas.
En el contexto de su obra, los bloques de LEGO representan, además, una conexión con el juego y el diseño. En su exposición en el Design Museum recreó Water Lilies de Claude Monet con 650.000 piezas de LEGO. Esta obra no solo rendía homenaje al impresionismo, sino que su técnica de píxeles de colores fijos, que no se mezclaban como en el pincel de Monet, simbolizaba la despersonalización y tecnificación de la era moderna. Para Weiwei, la relación con el fabricante de juguetes LEGO ha sido compleja, ya que en 2014 la empresa se negó a venderle piezas debido a su uso político (el artista las utilizó entonces para retratar a prisioneros políticos), lo que le llevó a utilizar bloques donados por seguidores de todo el mundo.
Obras monumentales y temas universales en Don Quixote
Los espacios del museo leonés han sido criticados con frecuencia por su monumentalidad y frialdad. Las piezas delicadas y de talla pequeña corren el riesgo de perderse en el espacio. Sin embargo, en esta ocasión es una ventaja que ha hecho posible la exposición, producida directamente para el museo, cuyas grandes dimensiones no se encuentran fácilmente en muchas otras instituciones. Con más de 1.700 metros cuadrados de exposición, se trata de una de las muestras más vastas de su carrera, donde cada sala se transforma en un espacio inmersivo con paredes cubiertas de papel pintado, ocupando más de seis metros de alto, que crean una “piel” visual.
Ai Weiwei se quiere un defensor activo de la libertad de expresión y los derechos humanos
Entre las piezas más destacadas de la exposición se encuentra La Commedia Umana (2017-2021), un candelabro de cristal de Murano negro de más de ocho metros de altura, 2.700 kg de peso y unas 2.000 piezas, elaborado en colaboración con la fundación Berengo Studio. Este candelabro, el más grande hecho en cristal de Murano hasta la fecha, reinterpreta la tradicional lámpara veneciana y es un símbolo de la fragilidad humana y la relación del ser humano con el mundo natural, cuestionando las consecuencias del cambio climático, las pandemias y la crisis migratoria. Otra pieza es Life Cycle (2008), una representación de más de 20 metros de una embarcación zodiac hecha de bambú. Inspirada en la crisis de los refugiados, esta obra refleja la precariedad de los viajes de los migrantes en busca de refugio, un tema que Weiwei ha abordado en múltiples ocasiones a través de su trabajo. Desde 2013 ha trabajado el bambú, siguiendo técnicas tradicionales.
Además, se presentan diez películas que capturan la exploración de Ai Weiwei en el cine y el videoarte, incluyendo el documental Marea humana (2017) y Beijing 2003 (2003), una grabación de los 2.400 kms de las calles de Pekín que dura 150 horas.
Libertad de expresión
Ai Weiwei se quiere un defensor activo de la libertad de expresión y los derechos humanos, temas que están profundamente entrelazados en su vida y obra. Habiendo vivido en el exilio y enfrentado la represión del gobierno chino, el artista subraya cómo su activismo está influenciado por las experiencias de su padre, quien fue perseguido por sus críticas al gobierno.
En sus memorias, Mil años de alegrías y penas (2001), Weiwei narra su infancia en las regiones desoladas de China y su vida en Nueva York como inmigrante indocumentado. Estas experiencias han forjado su compromiso con los derechos humanos y la denuncia de los abusos autoritarios, ya sea en China o en Occidente, y se refleja en su obra documental CoroNation (2020), donde muestra la vida en Wuhan durante el confinamiento por la COVID-19, mostrando tanto la fría eficiencia del gobierno chino y la falta de compasión hacia las víctimas y sus familias como la falta de respuesta de Occidente.
En su constante crítica a la censura, Weiwei se ha convertido en una figura polémica y provocadora en el mundo del arte. También en Occidente. Weiwei ha señalado en ocasiones el doble rasero presente en Europa y Estados Unidos respecto a los refugiados y los derechos humanos. En el contexto de la guerra de Ucrania, recalcó la hipocresía de los países que acogieron ucranianos, pero que, sin embargo, rechazaron a refugiados sirios en el pasado. Esta crítica le ha valido conflictos en Occidente, donde, por ejemplo, abandonó Alemania, tras cuatro años viviendo allí, por sentir que la sociedad tenía una actitud de superioridad moral que le incomodaba. Por tanto, sus exposiciones, que tienden a incomodar tanto a Oriente como a Occidente, han sido rechazadas en varias manifestaciones importantes (festivales de cine como los de Toronto, Nueva York o Venecia, o plataformas como Netflix, no quisieron difundir su película CoroNation), lo cual sugeriría una autocensura por temor a las represalias de China.
La exposición Don Quixote en el MUSAC es un testamento del enfoque único de Ai Weiwei para combinar arte, historia personal y activismo político. A través de su particular uso de materiales y su estilo inmersivo, invita a los espectadores a reflexionar sobre temas universales, desde los derechos humanos hasta el impacto de las crisis migratorias y la devastación ambiental. Weiwei, quien se ha convertido en un icono global de la disidencia y la creatividad, utiliza esta plataforma para recordar que el arte tiene el poder de cuestionar, provocar y transformar la sociedad. En un mundo donde la verdad se enfrenta constantemente a la manipulación y la censura, la obra de Ai Weiwei es una afirmación de la importancia de la libertad de expresión y el activismo social.
(Ai Weiwei. Don Quixote, MUSAC, León. Hasta el 18 de mayo de 2025)