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Cindy Sherman o el rostro infinito

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Cindy Sherman, Untitled #645, 2023. © Cindy Sherman. Cortesía de Hauser & Wirth

«This is how I look, I guess», explicaba la artista Cindy Sherman para el Financial Times, hablando sobre la autoexposición, los selfies y sobre por qué la cámara siempre miente. Y, más concretamente, Cindy Sherman hablaba sobre la exposición recientemente inaugurada en la reconocida galería Hauser & Wirth (Zürich) donde se recoge su última producción artística. En las nuevas obras expuestas, la artista realiza diversos collages con partes de su propio rostro para construir identidades de diversos personajes, utilizando la manipulación digital para acentuar los aspectos estratificados y la plasticidad del yo. La exposición, que irá acompañada de un catálogo de la editorial Hauser & Wirth, coincide con dos exposiciones de la artista en museos: Cindy Sherman – Tapestries en el ARoS Aarhus Art Museum y Cindy Sherman: Anti-Fashion en la Staatsgalerie Stuttgart. Igualmente, el pasado 16 de abril clausuraba otra exposición dedicada a la artista en la Fundación Serralves de Oporto: Cindy Sherman: Metamorfosis.

Las revolucionarias fotografías de Sherman llevan más de cuatro décadas cuestionando temas relacionados con la representación y la identidad en los medios de comunicación contemporáneos. Desde principios de la década de los 2000, Sherman ha construido personajes con manipulación digital, capturando el sentido fracturado del yo en la sociedad moderna; una preocupación que la artista ha encapsulado de forma única desde el principio de su carrera. Como escribe la crítica y comisaria Gabriele Schor sobre su proceso, «el complejo análisis que Sherman hace de su rostro y su sutil empleo de la expresión indican que el método de trabajo de maquillarse y disfrazarse permite dos procesos: un proceso intuitivo y fluido motivado por la curiosidad, y un proceso intencionado cuyo estímulo es conceptual».

Las revolucionarias fotografías de Sherman llevan más de cuatro décadas cuestionando temas relacionados con la representación y la identidad

En esta nueva serie de obras, Sherman ha eliminado los fondos escénicos y la puesta en escena: el rostro es el centro de atención. Combina una técnica de collage digital con fotografías en blanco y negro y en color con otros modos tradicionales de transformación, como maquillaje, pelucas y vestuario, para crear una serie de inquietantes personajes que ríen, se retuercen, entrecierran los ojos y hacen muecas ante la cámara. Para crear los personajes fracturados, Sherman ha fotografiado partes aisladas de su cuerpo -ojos, nariz, labios, piel, pelo, orejas-, que corta, pega y estira sobre una imagen fundacional, construyendo, deconstruyendo y luego reconstruyendo un nuevo rostro, un rostro multiplicado, monstruoso y hecho añicos: un rostro infinito.

Cindy Sherman, Untitled #648, 2023. © Cindy Sherman. Cortesía de Hauser & Wirth

En su doble papel de fotógrafa y modelo, Sherman invierte la dinámica habitual entre artista y sujeto. En este caso, como se evidencia en las fotografías que componen la muestra Cindy Sherman, el modelo no existe técnicamente -todos los retratos son composiciones del rostro de la artista-, pero siguen pareciendo retratos clásicos y, a pesar de las capas, la imagen sigue dando una impresión real de «modelo».

La construcción que Sherman hace de sus personajes, muy recortados, con encuadres llenos de pelo, caras estiradas o franjas de material, altera las dicotomías voyeur-mirada y sujeto-objeto que suelen asociarse a la tradición del retrato. En obras como Untitled #661 (2023), cambios sutiles, como la colocación de una toalla, el copiado y pegado de una ceja de una imagen a otra, o el alargamiento de un rasgo facial, alteran todo el porte, el posado y la representación del «modelo» imaginado.

Vista de la exposición Cindy Sherman. © 2023 Hauser & Wirth

Este tipo de deformación del rostro es similar al uso de prótesis que Sherman empezó a utilizar a mediados de los ochenta en series como History Portraits (1988) o su posterior serie Masks from the 1990s, en las que exploraba los aspectos más grotescos o abyectos de la humanidad. Al igual que su uso de disfraces, pelucas y maquillaje, la aplicación de prótesis a menudo quedaba al descubierto, rompiendo, en lugar de mantener, cualquier sensación de ilusión. Al igual que en el caso de las prótesis, el uso de la manipulación digital en su nueva serie exagera las tensiones entre identidad y artificio.

Todo esto se acentúa en obras como Untitled #631 (2010/2023) y Untitled #652 (2023), en las que Sherman combina fragmentos en blanco y negro y en color, resaltando la presencia de la mano de la artista y alterando cualquier percepción de la realidad, al tiempo que rememora las obras coloreadas y recortadas a mano que realizó en la década de 1970. Al emplear esta técnica de superposición, Sherman crea un lugar de multiplicidad, explorando la noción de que la identidad es una característica humana compleja, y a menudo construida, que es imposible captar en una sola imagen, en un solo rostro, ni tan siquiera en una infinitud de ellos.

(Cindy Sherman, en Hauser & Wirth Zurich, Zürich. Hasta el 16 de septiembre de 2023)