En este episodio, Fernando Castro nos comparte, como es ya tradición en esta sección, la anécdota personal o la historia familiar que le conecta con la historia del arte. En este caso, con Yves Klein, muy conocido por ser el pintor del azul internacional que lleva su nombre, pero menos por su etapa vital como yudoca afincado en Madrid en los años cincuenta. El tío del filósofo placentino, legionario y soldado raso, había sido alumno de artes marciales en la primera escuela de yudo abierta en España, frecuentada por militares y guardiaciviles franquistas, y regentada nada menos que por Klein; este le regaló uno de sus cuadros monocromos, un panel decorativo realizado para la escuela, que encendió en el futuro filósofo su pasión por el artista francés cuando lo vio por primera vez en la casa familiar. La anécdota da pie a hablar del Salto al vacío realizado por Klein en 1960, que es imagen fundacional de la performance y de la actitud heroica del artista, pero sobre todo de charlatanería.
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