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Hablamos con el pintor etíope Julie Mehretu

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Julie Mehretu, Invisible Sun (algorithm 7, spell form), 2015.

Julie Mehretu nació en Addis Abeba, Etiopía, en 1970 pero está afincada en Nueva York, ciudad donde trabaja desde su estudio y en contacto con algunas de las galerías más prestigiosas del mundo. La experiencia vital de la propia artista está presente en su obra pues, Mehretu, de padre etíope y madre estadounidense, tuvo que abandonar Etiopía en 1977 debido a la revolución fallida que tuvo lugar y que provocó la necesidad de huir a muchas familias. Este capítulo vital junto a otros sucesos de carácter social y político han propiciado giros en su pintura. A partir de 2011, por ejemplo, y debido, de nuevo, a la revolución fallida que supuso la Primavera Árabe y a los conflictos en Afganistán o Siria, Mehretu deja atrás las arquitecturas e incluye nuevas formas en sus pinturas como fragmentos de cuerpos o recortes de fotografías de prensa que son testimonio del horror y que se muestran prácticamente imperceptibles en sus pinturas. El Centro Botín reúne la producción de la artista de los últimos 20 años, en una retrospectiva que lleva por título Historia universal de todo y nada y que es, también, el contexto donde tiene lugar esta conversación.

Marta Sesé: Entendiendo tus pinturas como palimpsestos, al estar frente a ellas te das cuenta de que hay mucho que descifrar, que a pesar de que usas grandes escalas, los detalles son muy concretos y muy pequeños. Querer verlo todo es casi una experiencia física. ¿Es esta experiencia física algo que te sucede cuando pintas y que quieres que el visitante experimente?

Julie Mehretu: Este es justo uno de los aspectos en los que estoy más interesada y la razón por la que cada vez hago pinturas de mayor tamaño en las que esta reacción visceral y física puede tener lugar al sumergirte y perderte en la inmensidad de la obra. Leerla completamente es algo prácticamente imposible, descifrar lo que sucede en ellas es muy difícil porque a medida que consigues descifrar algo hay otra cosa que se te escapa, que se pierde. Para mi la pintura tiene que ser lenta, es un proceso mucho más lento que el cine, por ejemplo, en el que hay un principio y un final muy claros y, lo que sucede en medio, transcurre de manera narrativa delante de ti. En la pintura, lo que sucede es que, si eres capaz de darle el tiempo que necesita, puede llegar a cambiarte, puede generar esa reacción que cambie tu dinámica física y visceral.…

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