Francesc Torres (Barcelona, 1948) es especialmente conocido por sus instalaciones multimedia, muchas de ellas relacionadas con la historia, la guerra y su narración. La instalación multimedia, como método, genera cierta tensión entre el rol de comisario y el del artista. Mantenemos, en este caso, una conversación en el marco de la exposición que puede verse hasta el 26 de octubre en Elba Benítez De colisiones en la autopista de la historia, en la que justamente, bajo el nombre de Francesc Torres, se presentan unas pinturas que originalmente pintó Josep María Sert.
Marta Sesé: ¿Qué rol sientes que tienes en esta muestra, así como en La Caja Entrópica que tuvo lugar en el MNAC?
Francesc Torres: En el MNAC, una de las cosas que mi me interesaba que no quedasen claras, justamente, era si aquella era una exposición comisariada o era una obra. El que se confundan me parece bien, aunque en realidad es una obra, yo pienso. Yo vengo de una tradición en la que siempre me he estado moviendo entre categorías. Principalmente la instalación multimedia es justamente esto, la posibilidad de combinar prácticamente lo que quieras en función de lo que quieras contar. A raíz de esto, en un momento determinado, pensé que en realidad, sustancialmente, la diferencia que se puede establecer entre una exposición comisariada y una instalación, ambas cosas consideradas como artefactos narrativos, es prácticamente ninguna. La exposición, evidentemente es mucho más operática, lo que quieras contar se puede desarrollar de una manera mucho más exhaustiva, pero en realidad no es tan distinto. Trabajas con el espacio, con artefactos narrativos explicando una historia visual y, además, en los últimos veinte años la museografía sobre todo, pero también el comisariado, se ha alimentado mucho de estrategias que habían comenzado como recursos de la instalación multimedia.
Comisarié una exposición que aparentemente era de automóviles, era sobre los Pegaso de competición y deportivos de los años cincuenta
Empecé a comisariar especialmente para explorar si esto que yo creía se plasmaba o no. La primera exposición que comisarié fue en el CCCB de Barcelona. No quise que fuese de arte. Comisarié una exposición que aparentemente era de automóviles, era sobre los Pegaso de competición y deportivos de los años cincuenta. Es una historia absolutamente surrealista… En un momento en que España estaba en plena autarquía, en que todavía se llevaban las lechugas en carro hasta el mercado central, se estaban construyendo al mismo tiempo unos automóviles que si se hubiesen hecho en cualquier otro sitio hubiesen sido de primera línea.…
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