Es un día frío y soleado de mediados de febrero en Madrid y mi amigo Jorge Velasco me espera con un café para llevar en la boca de metro de plaza de Legazpi. Juntos, nos dirigimos a las oficinas de Cineteca, en Matadero, para reunirnos con Luis Parés (Madrid, 1982) y Vicente Monroy (Toledo, 1989). De camino, Jorge me habla de lo curioso que es el modo en el que Luis ha aparecido en nuestras vidas; cual personaje proustiano, definido levemente en las primeras novelas. Es como uno de esos personajes discretos al principio, pero que acaban adquiriendo un protagonismo fundamental. Y es cierto. Hace apenas unos meses que conocimos a Luis Parés. Nuestro primer encuentro se produjo tras la charla «Si de verdad fuera artista debería poder impedir la guerra», impartida por la filósofa y novelista Sara Barquinero en el mismo lugar al que hoy nos dirigimos. Poco después de aquello volveríamos a coincidir: Parés, director de la cineteca desde 2021, nos convocaría a participar en el proyecto La fábula cinematográfica, un ciclo de cine y filosofía en el que se nos pondría a conversar con tres de los filósofos más reconocidos del panorama español, a intención de intercambiar visiones cinematográficas, es decir, a intención de pensar juntos. Tras hacer de anfitrión para tantas conversaciones, es divertido que quien responda hoy sea él.
Margot Rot: En alguna ocasión Vicente me ha hablado de lo importante que es para ti este proyecto, Luís, ¿Por qué?
Luís Parés: Tampoco te creas que quiero enfocarlo cómo algo muy mío. Cuando yo contacté con Vicente fue porque en su libro, Contra la cinefilia, vi cosas que entroncaban perfectamente con lo que yo estaba planteando. Personalmente, creo que el discurso cinéfilo, el de mi generación, el discurso de la gente de cuarenta años, y esta es en parte la tesis de Vicente en el libro, está vencido. Demodé. Pero también creo que el discurso de los jóvenes está en trances de ser superado. Nosotros lo vemos en Cinezeta, cómo el discurso de los más jóvenes dialoga con otras disciplinas. Disciplinas artísticas, de pensamiento, industriales. Para mí el discurso cinéfilo, el que tiene al cine como única referencia, está totalmente superado. El cine ha perdido su lugar central en la creación de imaginarios, entonces ahora el cine es otra cosa, no podemos intentar buscar los imaginarios, las construcciones modales, solo a través del cine.…
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