El trabajo artístico de Cristina Garrido nos sitúa en una encrucijada en constante expansión. Dependiendo del contexto, el formato o la aproximación, entre otros factores, vemos una serie de símbolos, limitaciones y, sobre todo, intervenciones, ya que la artista madrileña, como estrategia esencial, vuelve a interpretar algunos temas proponiendo una lectura abierta y crítica de pocas pistas y letreros. Inevitablemente a distancia, dentro de la cercanía ambigua de lo digital, realizamos con ella una breve exploración por sus orígenes, para luego adentrarnos de lleno en sus últimos proyectos: The (Invisible) Art of Documenting Art (2019), El color local es un invento extranjero (2020-), y El mejor trabajo del mundo (en proceso).
Héctor Tarancón: Tu práctica artística está atravesada por la capacidad de fabricar o intervenir algo preexistente, dentro de la tradición que va del ready-made a la fotografía conceptual de Joan Fontcuberta. ¿De dónde surge esta pulsión, y cómo concibes esta manera de trabajar?
Cristina Garrido: Comencé a interesarme por trabajar a partir de situaciones u objetos encontrados cuando me fui de Erasmus a Londres. Venía de varios años de mucha intensidad plástica en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, y al mudar totalmente de contexto y circunstancias, sumada a las clases de teoría del arte que recibí en la escuela, cambié los pinceles por mi cámara de fotos, y paulatinamente dejé de “hacer”, en el sentido tradicional del término. En ese momento comencé una serie de fotografías de escaparates de tiendas cerradas cuyas lunas habían sido pintadas de engrudo –SE TRASPASA, 2008-10–, porque me interesaba la relación de esas pinturas encontradas con la historia de la pintura occidental. Fue un momento muy estimulante en el que entendí que el acto creativo también podía consistir en observar y registrar algo que ya existe y, al mismo tiempo, fue un proceso algo doloroso porque yo me sentía muy cerca de la plástica, de los materiales… Después, en 2009, realicé un taller con Joan Fontcuberta en el que nos habló mucho de estrategias artísticas relacionadas con el reciclaje de imágenes, y encontré en esa forma de entender la práctica una manera coherente de relacionarme con mi entorno. Entiendo que todos los artistas somos un producto de nuestro contexto y empezar a trabajar en 2008, con el comienzo de la crisis, seguramente repercutió en la forma de concebir mi manera de trabajar en cuanto a la idea de reciclaje y un uso un tanto austero de los materiales.…
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