Recientemente en nuestro contexto se están reavivando los debates acerca de la descolonización de los museos. Este es uno de los temas que trabaja Nicholas Mirzoeff, profesor de la Universidad de Nueva York y uno de los fundadores del estudio de la cultura visual. Desde los años noventa del siglo XX, este autor se ha dedicado a comprender los modos en los que hemos ido construyendo nuestra visión, y por tanto nuestra comprensión del mundo. Su último libro, White Sight. Visual Politics and Practices of Whiteness (Mirada blanca. Políticas visuales y prácticas de la blanquitud), de próxima publicación en castellano, examina las particularidades del modo de ver propio de la blanquitud racial. Hablamos con él de la “mirada blanca”, del derrumbamiento de las estatuas coloniales y del vaciamiento de los museos.
Julia Ramírez-Blanco. ¿Qué quisiste hacer al estudiar la mirada blanca?
Nicholas Mirzoeff. Quería hacer dos cosas. Decir a la gente presentada e identificada como blanca (tengo que incluirme en este marco, me guste o no) que hay algo muy específico en nuestra forma de ver el mundo y que esto es una parte fundamental para la infraestructura que sustenta la supremacía blanca. Quería que la gente lo reconociera. Y también quería decirles que tienen elección. Es estupendo ser un aliado, es estupendo ser solidario, pero lo que la gente racializada, y en particular la gente negra, nos ha dicho, es que tenemos que deshacer la supremacía blanca. Y creo que es cierto.
Este libro fue mi intento de contribuir a dicho proyecto desde mi perspectiva y mi trabajo, para pensar cómo sería deshacer una forma blanca de ver el mundo. Hice un volumen académico, porque la educación es una de las infraestructuras de la supremacía blanca y, si se puede intervenir en ella, es importante hacerlo.
El término “patrimonio” es importante porque muestra cómo el legado cultural es también la encarnación del patriarcado y de la supremacía blanca
J. R-B. ¿Qué eventos sirvieron de detonante para la escritura de este libro?
N. M. Las cosas empezaron a cambiar con el auge renovado de la supremacía blanca. En agosto de 2017 tuvo lugar en Charlottesville Unite the Right, que fue la mayor manifestación de la derecha fascista en Estados Unidos en mucho tiempo. Aquello era supremacía blanca a la vieja usanza, y se unía a la elección de Trump, el Brexit en Reino Unido y otros movimientos. Fue entonces cuando empecé a pensar que necesitaba comprometerme directamente: quería decirle a la gente presentada e identificada como blanca “esto se está haciendo en vuestro nombre”.…
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