Desde finales de los años setenta, Jeff Wall ha retratado la complejidad de la condición humana en una obra que se nutre en gran medida de la historia del arte y las teorías contemporáneas de la imagen. Utilizando principalmente fotografía de gran formato, Wall ha cuestionado constantemente el medio fotográfico y su estatus desde sus primeros proyectos. El Palau de la Virreina de Barcelona ofrece ahora una amplia selección de sus tableaux fotográficos, y el MACBA desvela una nueva pieza producida por el artista.
Olivier Collet: ¿Podría contarnos cómo surgió la exposición de su obra presentada en el Palau de la Virreina?
Jeff Wall: Jorge Ribalta me propuso hacer una fotografía relacionada con una novela de Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa, como parte de un grupo de encargos que estaba organizando para una exposición en el MACBA en Barcelona, que trataba sobre varios barrios de la ciudad. Como Jorge es amigo de Valentín Roma, director de La Virreina, supongo que habrán estado hablando de la idea del encargo, y de ahí surgió la idea de hacer también una exposición aquí. El pasado mes de enero hice una gran exposición en la Fundación Beyeler de Basilea. Incluía bastantes fotografías que yo había prestado y otras que había prestado mi galería londinense White Cube, así que pudimos utilizar algunas de esas fotos para Barcelona, nos vino muy bien.
O.C.: Y entonces entró en escena Jean-Francois Chevrier, comisario de la exposición…
J.W.: Sí, Valentín ya había trabajado con Jean-François al menos una vez, en la exposición de Patrick Faigenbaum y Joan Roca (Barcelona, vista del Besòs, 2017-18), así que supongo que la colaboración fue fácil.
O.C.: ¿Cómo fue el diálogo entre Chevrier y usted a la hora de elegir las imágenes y crear esas secuencias?
J.W.: Conozco a Jean-François desde hace muchos años, creo que desde mediados de los ochenta. Hemos mantenido un diálogo largo y fascinante, hemos hecho varias entrevistas y ha escrito una larga monografía sobre mi obra. Conoce y aprecia mi obra mejor que nadie, así que me encantó que comisariara esta exposición y que lo hiciera con libertad. Así obtendríamos una versión muy específica, personal y a la vez elaborada. En la Fundación Beyeler colaboré con Martin Schwander; él también conoce muy bien mi obra, pero él y yo trabajamos muy estrechamente en la selección de esa exposición. Así que la exposición de Basilea reflejaba más mi visión de la obra que la de Barcelona; había mucho de lo que pensaba Martin y de lo que pensaba yo.…
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