Hablar con Francesc Torres (Barcelona, 1948) o leerle, se convierte en un proceso de aprendizaje y de entendimiento de la vida y del arte, que de alguna manera vienen a ser una sola cosa. En su trabajo se respira la preocupación por la lucha cotidiana por sobrevivir, el análisis de la historia y la incomprensión de tanta injusticia y violencia. Las máquinas, como si fuera un artista futurista, le siguen enamorando, el hombre le sigue interesando y la historia, que fluye en cada minuto, conforman la materia de su obra, la razón de trabajo y la justificación de su pensamiento. Esta es nuestra cuarta entrevista, podría decir que estoy especializada en Francesc Torres.
Rosa Olivares: Hace tiempo que en tu trabajo tocas aspectos de la violencia, la guerra, la memoria histórica … los restos del naufragio. ¿Crees que los artistas están obligados, de alguna manera, a considerar estos aspectos de la sociedad en la que viven en su trabajo artístico? O tal vez con la actitud personal como ciudadanos es suficiente. Al carpintero, al decorador, al artesano, no se le pide que politice su actividad, ¿por qué al intelectual si se le exige?
Francesc Torres: No, los artistas no están obligados a ser la conciencia crítica de la sociedad, en absoluto. Lo son si quieren, como cualquier otro ciudadano. Nada debe hacerse por obligación ¡menudo palo!. Por necesidad quizá, pero aún así es un mal asunto. Yo puedo contestar sólo a título personal y sucede lo siguiente: a mi me interesa el arte a muerte pero como actividad, no como problema. Los problemas artísticos no son reales, son inventados en el mejor sentido de la palabra, para poder ser resueltos. Son un juego. Lo que me hace pensar no es eso. Lo que me activa intelectualmente y me lleva a hacerme preguntas como ser humano es el mundo en el que vivo, y que a pesar de los años que llevo en él, que ya son unos cuantos, sigo sin comprender del todo.
No deja de ser el enigma y pregunta clásicos ¿qué hacemos aquí, de dónde venimos, hacia dónde vamos? pero pasados por el tamiz de lo social e ideológico como otros, en otros momentos, lo han pasado por el tamiz de la religión que también es ideología. Como se da la circunstancia de que soy artista mis intereses intelectuales se acaban sedimentando de una manera natural en la obra.…
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