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Entrevista a Adrián Alemán

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Retrato de Adrián Alemán. Foto: Teresa Arozena

“La ‘imagen señuelo’ facilita el paso al otro lado de la imagen”

El artista muestra la exposición «doble ciego» en TEA, una convocatoria de los fantasmas de la modernidad en un templo masónico en desuso.

Un fantasma recorre el mundo del arte, una aparición llena de globos inflados con especulación financiera, injerencia política, indigencia crítica y curatorial e incapacidad institucional y con formas como conceptualismo pompier, pintura que es la última en la decrepitud de su arte, «muñequitos» que arrasan en el mercado asiático o avalancha de macramé. Entre los poderes de este fantasma está mantener en la penumbra a artistas con mayor querencia por otro tipo de espectros, a artistas disruptivos como Adrián Alemán (San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, 1963). Comisariada por Néstor Delgado, su exposición doble ciego muestra en TEA (Tenerife Espacio de las Artes) parte del Templo Masónico de la Logia de Añaza nº 270 de Santa Cruz de Tenerife, para ofrecerse, como decía Aby Warburg de su Atlas Mnemosyne, como «una historia de fantasmas para personas verdaderamente adultas».

Mariano de Santa Ana: Su exposición toma como punto de partida el Templo Masónico de la Logia de Añaza nº 270 de Santa Cruz de Tenerife, actualmente en desuso. ¿Puede hablarnos de este edificio cuya fachada, con motivos egipcios, se diría sacada de las viñetas de Los cigarros del faraón de Tintín?

Adrián Alemán: Este templo es la primera edificación construida en España con licencia municipal para actividades masónicas. Violentado en las primeras horas del golpe militar de 1936, fue utilizado como centro de detención para interrogatorios y torturas, y en octubre de aquel mismo año se cedió a la Falange Española de las JONS. Terminada la guerra lo transformaron en farmacia y óptica militar. El templo es una suerte de pecio urbano construido en un estilo historicista de impostada inspiración egipcia. El vacío que resguardan sus muros custodia aún el registro del atropellado tránsito entre los siglos XIX y XX. Justamente son esos rastros de extravagancia esotérica los que lo convierten en parte de la escenificación cultural imperialista en el contexto de la expansión del capitalismo superior. Más allá del simbolismo masónico y de la violencia que se empleó en él, esta teatralidad es un vestigio de la orientalización del mundo generada al compás de la expansión colonial europea.

doble ciego” toma la forma de una exposición moderna. En este sentido sugiero que en la primera visita se la intente abordar desde el cuerpo, abandonándose a las pautas perceptivas con las que nos ha moldeado la modernidad

M.

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