anterior

Conversación con Jimena Kato. La economía de gestos o la simplicidad que se apoya en el material

siguiente
Jimena Kato, Lucky Charm #01 quips

El concepto de economía pocas veces lo vinculamos con lo vivo. Normalmente ha devenido más como una estructura del capital que como una metáfora del vivir. Así, nos podemos referir a la economía de los recursos como algo que subyace bajo la idea de una optimización marcada por el pensamiento occidental y capitalista. Pero, también, podemos transformar el punto de vista, es decir, cambiar el cuerpo y mirar desde otro lugar para hablar, por ejemplo, de la economía del lenguaje, como una manera de entender la comunicación efectiva para todas y todos o de la economía de movimientos, para establecer conexiones más ecológicas entre materiales y objetos de consumo. Esto llevado a la mayor de las optimizaciones, la del deseo de comunicación con el exterior, sería la economía de gestos.

Esta economía consistiría en una serie de movimientos precisos que construyen una manera de vivir. Estas condiciones de sostenibilidad, de alguna forma, marcan el trabajo de la artista Jimena Kato (Lima, 1979). Mediante el encuentro con distintas materialidades que se tensan entre sí, sus obras discurren entre la fisicidad de los objetos en conversación con los cuerpos y su propia corporalidad. Una buena muestra de su trabajo se puede ver actualmente en la exposición Raíces por defecto en la Sala de Arte Joven de Madrid y, próximamente, en La Iberoamérica Toro (Zamora).

Sus obras discurren entre la fisicidad de los objetos en conversación con los cuerpos y su propia corporalidad

Dalia de la Rosa: Tu obra tiene una corporalidad muy evidente, ¿cómo se cruzan tus intereses escultóricos con las capacidades motoras del cuerpo?

Jimena Kato: Todo empieza desde aquí, desde el centro, el “Hara”, el punto de equilibrio de donde mi cuerpo se yergue, se mueve, se proyecta y se desplaza. Desde ese centro nace el impulso como un vector hacia mis manos, estas continúan su trayectoria cogiendo un material, un objeto. Entre tanto los pies, las piernas, las caderas, la cintura, el torso, el cuello, la cabeza, los ojos, todo se re-acomoda, una nueva configuración corporal se constituye con ese pequeño gesto, en este caso el simple hecho de coger con las manos y por ejemplo, levantar un material. Otro movimiento, nueva pose, nuevo punto de equilibrio.

D.R: Siguiendo con cuestiones relativas a lo corpóreo, en algunos trabajos se evidencia una forma de estar en el mundo. Pienso, por ejemplo, que deben existir conexiones o filias con cuestiones de lo corporal en su dimensión activa, como el gesto sencillo del caminar, de atravesar, de horadar el espacio… 

J.K:

Este artículo es para suscriptores de EXPRESS

Suscríbete