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Zombi, Zumbi, Zombie: el sonido de la multitud

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Rogelio López Cuenca. Málaga 1937 (fotogramas), 2007. Cortesía del artista

I.

Zombi, Zumbi y Zombie, ZZZ podemos escuchar es la onomatopeya de un “algo”, la irrupción radical que emerge en los oídos en una noche en calma. ¿Cuáles son las condiciones de desplazamiento simbólico entre el zombi como horda alienada hacia una multitud subversiva?

La desalineación de las imaginaciones y subjetividades sólo es posible cuando se irrumpen las inercias de significados y valores instaurados por una visión hegemónica, lo que permite fisurar los orígenes incuestionados. Pensar el Zombi, Zumbi y Zombie nos lleva a proponer un desmontaje de las iconografias contemporáneas de lo monstruoso como un referente peyorativo. Ya que el apelativo zombie no sólo es el referente de las estéticas de terror y ciencia ficción del cine y la literatura sino refiere fonéticamente a nombres propios que organizaron revueltas esclavas en Haití y Brasil: Jean Zombi y Zumbi dos Palmares.

A la luz y análisis de la declaración en 2015 del Manifesto for Zombie-Communism por la filósofa Oksana Timofeeva (The collective Chto Delat), en el marco del aniversario de la Revolución Bolchevique nos cuestionamos que los monstruos resisten a la extinción, se mantienen como marca de la violencia de la historia colonial y mutan en la experiencia de las grandes urbes en América Latina. Son el único invento de la modernidad que escapa, aun después de ser engullidos para el consumo y venta, a ser domesticados. Su cualidad liminal y su exceso, tan femeninos y múltiples, diría Rosi Braidotti, hacen que se desborden sus linajes. Con ello se abren las puertas a las imaginaciones de la distopía anticapitalista, pre y pos-científica de nuevas sensibilidades de cuerpos que oscilan en la indeterminación de lo no-muerto. Frente al monstruo nace la impotencia de los “normales” por no poder destruir lo que inventaron antagónicamente para resguardar el orden.

En una vuelta de tuercas Timofeeva retoma la potencia subversiva de cuerpos fragmentados que lejos de estar alienados comprenden la importancia de que siendo solo cabezas, brazos o torsos no adheridos a eso que llamamos un cuerpo anatómicamente normal y homogéneo, cada fragmento puede sumarse a otro y es así que será posible que se muevan, que caminen en lo informe, lo extemporáneo y espontáneo de la revuelta masiva.

II.

La mutación hacia la imaginación apocalíptica del robot y pos-apocalíptica del enfermo portador de un virus causante de la muerte de la humanidad se fisura cuando ese clamor nocturno (ZZZ) se convierte en la multitud subversiva que se rebela del orden económico y tecnocultural de la esclavitud y el progreso.…

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