Una “demostración ocular”. Con estas palabras, Richard C. McCormick, comisario de la Exposición Universal de Filadelfia de 1876, defendía en la Cámara de representantes de los Estados Unidos de América la necesidad de una subvención económica para el certamen, convocado en conmemoración del primer centenario de la declaración de independencia. Puesto que la exposición permitiría visualizar la superioridad de la nación, bien valía la pena contribuir oficialmente con una inversión que garantizase su éxito. Y es que, si a lo largo de la historia el poder de la imagen ha repercutido decisivamente en todos los ámbitos de las sociedades humanas, el desarrollo tecnológico experimentado durante el siglo XIX consolidará su preponderancia, multiplicando sus recursos y generando una compleja amalgama visual de alto contenido simbólico.
En este caso, se trataba de evidenciar el prometedor desarrollo de los Estados Unidos en tan breve periodo de tiempo, lo que conllevaba una reordenación jerárquica en el plano político internacional y un nuevo modelo económico de producción y consumo de masas, además del afianzamiento de los valores culturales de Occidente, en particular, los de la raza anglosajona. Así, en el inigualable marco que ofrecía el inmenso Fairmount Park, el público podía ascender a lo alto del brazo monumental de la futura estatua de la Libertad, emblema de una nueva civilización, y dominar todo un mundo miniaturizado que se le ofrecía a la vista.
Sin embargo, la ciudad cosmopolita no bastaba por sí sola. Era necesario que su mensaje llegara a quienes no pudieran desplazarse y, como aseguran algunas de las guías turísticas publicadas al efecto, era preciso “desafiar el poder del olvido”. Para solucionar este problema, volúmenes como el Souvenir of the Centennial Exhibition or, Connecticut’s Representation at Philadelphia, ofrecían a sus lectores unas páginas en blanco para sus anotaciones y fotografías, que, a su vez, adquirieron especial protagonismo en la llamada “caja de los recuerdos”, pensada para abrirse cien años después de la celebración del certamen.
No obstante, la fotografía no será relegada a un mero papel testimonial, sino que se convierte en uno de los principales medios ilustrativos de la idiosincrasia cultural de cada uno de los colectivos participantes.…
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