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Un objeto que es una cosa que es una obra

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Algunas consideraciones sobre los objetos artísticos en el arte contemporáneo mexicano

En su ya conocido discurso This is Water (2005), ofrecido a la clase de graduados del Kenyon College, David Foster Wallace comenzaba diciendo: “Here are these two young fish swimming along, and they happen to meet an older fish swimming the other way, who nods at them and says, «Morning, boys, how’s the water?» And the two young fish swim on for a bit, and then eventually one of them looks over at the other and goes, «What the hell is water?»“. Ese discurso, que ha sido ampliamente comentado, ha servido para pensar en las relaciones éticas contemporáneas en las que los sujetos, objetos y contextos se pueden relacionar, no en función de las particularidades subjetivas individuales que se imponen unas a las otras, sino más bien en las relaciones posibles en función del otro, reconociendo la diferencia. Desde allí la idea de todo el discurso tiene una relación con la de “aprender a pensar”, asunto que sería el fundamento de la humanidades y de las artes liberales que Foster Wallace disloca hacia la idea de “elegir qué pensar” y estar atento alrededor, al mundo. Hay, sin embargo, una consideración sobre ese discurso que me gustaría realizar: la pregunta “qué es el agua” no es contestada en términos fenomenológicos sino a partir de las relaciones posibles, determinadas por decisiones complejas, no en un sentido estructuralista, sino sensible. Por eso el discurso está lleno de figuras literarias de todo tipo que permiten imaginar dichas relaciones. Que las hacen ver.

La consideración de los objetos de arte en México, desde los sesenta, tiene una identidad ambigua

Ahora bien, voy a proponer una sustitución en ese discurso y no preguntar “qué es agua” sino “qué es esa cosa que llamamos agua”. Evidentemente la respuesta supondría que la sustitución es improbable porque para Foster Wallace “el agua” no se refiere a una “cosa” o a un “objeto”, sino más bien a un espacio en donde las relaciones son posibles pero que al estar “ahí”, en esa suerte de “agua”, nos es difícil de tomar conciencia de cómo opera. Lo que se plantearía es una disyuntiva en relación a una “cosa” porque el agua no es realmente tal, sino más bien es el lugar de la posibilidad de la diferencia. En ese sentido poder describir el agua es muy difícil porque tiene una naturaleza ambigua como cosa-espacio.…

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