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¿Qué fue de la crítica?

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Patrick Hamilton. Intersecciones, 2014. Foto: Bartosz Górka. Cortesía del artista

Este cuarto volumen de Utopía propone un análisis de las transformaciones que se han producido en el terreno de la crítica cultural —especialmente, la crítica de arte— durante las últimas décadas. Con ello, de manera inevitable, también tratamos de pensar cuál puede ser el papel de una revista como Utopía en el campo de la cultura actual. En este análisis colectivo, partimos de una sensación generalizada de pérdida del sentido histórico y peso social de la crítica. Aunque sigue resistiéndose a una definición al uso, parece que eso que llamamos crítica es algo superado, un reducto extemporáneo al que algunos se aferran recordando un pasado mejor y otros muchos consideran finiquitado sin el menor atisbo de melancolía. Los que hacemos esta revista, quizás con ingenuidad pero también con escepticismo, continuamos creyendo en la potencia de la escritura —y la lectura— como herramienta y medio privilegiado para el análisis de la realidad. Así, atravesados por los temblores de este presente convulso, esperamos que Utopía pueda consolidarse como una plataforma capaz de generar debates en torno a problemas que nos interesan y preocupan.

La desintegración de la esfera pública moderna está en la base de la superación de la crítica tal y como la conocíamos

En el mundo anglosajón, la expresión “art criticism” engloba un amplio conjunto de géneros y formatos relacionados con la escritura sobre arte: textos de catálogo, ensayo teórico, reseñas de libros y exposiciones, etc. De hecho, algunos autores se han cuidado de trazar una distinción entre “criticism”, como un tipo de escritura basada en la reflexión sobre las prácticas y discursos culturales, más o menos comprometida con la fundamentación de juicios de valor, y “critique”, como un proyecto relacionado con el análisis de las estructuras, posibilidades y limitaciones del pensamiento. En el vocablo español —“crítica”—, el “criticism” tiende a engullir la “critique” hasta el punto de que, en los contextos hispanohablantes, la expresión “crítica de arte” o “crítica cultural” suele circunscribirse a la escritura sobre producciones culturales —exposiciones, libros, películas— que se difunde en publicaciones periódicas, por lo general, en revistas especializadas y en las secciones y suplementos culturales de los diarios. La progresiva desaparición de las versiones en papel de esos medios, la rápida evolución de los espacios digitales —webs, blogs, redes sociales— y las mutaciones en los hábitos de consumo de los lectores han obligado a la crítica a repensarse: desde hace años, resulta evidente que la crítica atraviesa una crisis.

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