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Mi vida más leve

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Giovanna Silva. West Germany, Berlin, from Nightswimming series, 2015. Courtesy of the artist.

Bebía como un cosaco. Me ponía heroína en vena, la fumaba, porros también y si me ofrecían pastillas, nunca les hice asco, tampoco a las anfetaminas, ni a la coca. Solo los ácidos no me gustaban. Creo que les cogí miedo por un par de malas experiencias. Fui un politóxico que consumió todo tipo de drogas durante más de veinte años. Es mucho tiempo para olvidarlo, aún así a veces creo que le pasó a otro.

No se es el mismo con treinta años que con cuarenta, tampoco con cincuenta y menos aún con los más de sesenta que tengo ahora. Se cambia mucho con los años, se es otro y otros son los intereses. La vida no vuelve. ¿Quién fui entonces? ¿Un frenético y dopado fotógrafo…? ¿Un hombre equivocado?

Recuerdo a Susana en los ochenta preguntándome con reproche qué es lo que ganaba bebiendo desde que me levantaba. ¿Qué puedo decir ya…? Mi trabajo era lo único que me mantenía en pie. Hubo sesiones de fotos a primeros de los noventa en que, tras una noche etílica, mi asistente tiraba de mí para que me levantase de la cama mientras los clientes y las modelos esperaban en la sala. Debía ser un tanto patético verme iniciar la sesión de fotos en aquellas condiciones. Para animarme bebía un cubalibre tras otro de ron Negrita con Coca-Cola y no le daba importancia. Tenían la acusada virtud de darme empuje y valor, y hasta de ocultar mi intraquilidad y mi miedo.

Jesús Madriñán. Untitled (American), from Good Night London series, 2011. Courtesy of the artist.
Armando Cristeto. Amapola en el Bar El 9, from Las noches del reventón series, 1987. Courtesy of the artist and Toluca Editions, Paris.

Los bares, y aún más los locales nocturnos, eran el punto de encuentro y la casa de acogida de nuestras inquietudes y diversiones

También durante años me ponía chinos. Cientos de veces cuando trabajaba, entre foto y foto. Mientras la estilista cambiaba los trajes a la modelo, me escondía en la cocina y fumaba heroína. Por entonces, la necesitaba lo mismo que los carretes de película que ponía a la cámara. Me pregunto ahora si afectó a las fotos de aquella época. La respuesta es que sí. Más de lo que yo quisiera. Cuando estaba muy puesto trabajaba a impulsos y muchas veces sin convicción y sin ganas, no era constante y perdía la lucidez.…

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