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Los automóviles y el arte

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automóviles

Harry Callahan. Detroit, 1943. Courtesy of The Estate of Harry Callahan and Pace/MacGill Gallery, New York.

Henry Ford y Karl Benz construyeron sus primeros coches de cuatro ruedas en 1893, el mismo año en que, según el acuerdo general, hizo su aparición el art nouveau. (Benz había construido el primer motor de un solo cilindro en 1885, el año en que Cézanne pintó El monte Sainte-Victoire). Leonardo da Vinci y Alberto Durero imaginaron proto-automóviles a finales de los siglos XV y XVI, según puede verse en el diseño que Leonardo hizo de un carro sin caballo accionado por muelles, fechado alrededor de 1478. Por otra parte, el grabado en madera que Durero hizo de un carro triunfal, impulsado mecánicamente por un sistema de ruedas dentadas movidas a mano es de antes de 1526. Estos proto-automóviles son tan sólo curiosos precedentes del interés que los artistas del siglo XX demostraron por el carismático encanto de la nueva tecnología y la maquinaria y, en concreto, por el diseño y la apariencia de los coches. En 1896, apenas tres años después de que Benz y Ford presentaran sus modelos, Toulouse-Lautrec produjo su litografía L’Automobiliste, en la que aparece una figura con gorra y gafas, las manos aferradas a la manivela de un volante y una palanca de cambios.

Illustration
Gonzalo Lebrija. Entre la vida y la muerte, 2008. Courtesy of the artist and Galería Travesía Cuatro, Madrid.

Más tarde, probablemente en 1900, Jules Chéret produjo un póster art nouveau para Benzo-Moteur, essence spéciale pour automobiles y más o menos de esa misma época, es el cuadro perdido de Paul Gervais titulado L’Effroi, reproducido en 1904 como frontispicio del libro The Complete Motorist, de Filson Young, donde se ven ninfas y centauros huyendo aterrorizados cuando unos faros cegadores se aproximan a ellos por una serpenteante carretera de la costa. Sin embargo, los futuristas italianos fueron los primeros en aclamar al coche como tema del artista de vanguardia. En 1901, Umberto Boccioni había pintado un automovilista que toma la delantera a una cacería del zorro. Posteriormente, a medida que el futurismo cristalizaba en un movimiento, Luigi Russolo pintó su Dinamismo di un’automobile (1913) y Giacomo Balla produjo obras como Velocità representación geométrica estilizada de la conducción nocturna, donde unos fragmentos de luz atraviesan la oscuridad. Alrededor de la misma época, Balla también trabajó en una serie de bosquejos de automóviles en movimiento, con ruedas superpuestas que forman unos motivos poderosos y serpenteantes. El propio Marinetti compuso imágenes de velocidad y dinamismo en la diagramación tipográfica de sus poemas, Zang Tumb Tumb y Al coche de carrera.

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