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Literatura y vida en la lectura

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Jeff Wall. A View from an Apartment, 2004-2005. Courtesy of the artist

Nada es más fácil que poner de manifiesto las ventajas de la lectura sobre la ausencia de lectura, la benéfica influencia que tiene sobre todos nosotros, y sobre todo, el placer que nos proporciona. Leer es ante todo un ejercicio de la mente que la mueve, la revoluciona y la desarrolla, siempre produciendo esa inquietud que asoma cuando nos acercamos a otras voces y otros ámbitos, en una palabra, cuando accedemos a otros mundos distintos del que nos envuelve y nos protege. Leer, bien lo sabemos, acelera el ritmo de nuestra inteligencia, la fortalece y la enriquece, del mismo modo que caminar fortalece los músculos de las piernas y nos hace más ágiles. Pero además, esa misma inteligencia va adquiriendo con la lectura tal confianza en sí misma que, al poner a debatir su propio parecer con los pareceres múltiples que le ofrece la lectura, adquiere su propio criterio frente a todos los acontecimientos que la vida nos ofrece. Es en buena parte gracias a la lectura que la inteligencia deja de ser susceptible de ser manipulada, al menos en gran parte, y comienza y afianza su propio camino hacia la libertad.

Además, la lectura nos convierte en creadores. El texto que leemos pasa inevitablemente por nuestra experiencia, nuestra imaginación y nuestra fantasía, gracias a las cuales somos capaces de interpretarlo y de hacerlo nuestro, de tal modo que el resultado de la novela, del relato o incluso del ensayo que hemos recibido lo recreamos en función de nuestra propia interpretación. Es ahí donde reside la grandeza de la creación: todo el que bebe de ella no sólo participa de la creación del autor sino que a partir de ella crea su propia historia.

Liliana Gelman. Untitled from the series The Library, 2004-2006. Courtesy of the artist and PhotoArts, New York

Sumergirse en la lectura, sea de ficción o de opinión o de investigación, proporciona uno de los grandes placeres para los que hemos venido al mundo

Un maravilloso libro como Don Quijote de la Mancha, por ejemplo nos da múltiples pruebas de ello. A lo largo de estos cuatro siglos cientos de artistas han bebido de su historia para crear a su vez otros mundos de ficción en los que habrán volcado su interpretación de los personajes y de los paisajes y de los conflictos, para lo cual habrán utilizado los elementos que constituyen su propia personalidad, su biografía: la memoria, la experiencia, la forma de entender el mundo y los miedos, angustias y ternuras de su propia historia.…

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