Turismología: ir y no quedarse
No hay ética sin la presencia del otro, pero también, y en
Jacques Derrida, De la gramatología
consecuencia, sin ausencia, disimulo, desvío, différance, escritura.
En la actualidad, el crecimiento del turismo se basa en la preocupación por el crecimiento del turismo. ¿Cómo funciona esta recursiva obra maestra de la ingeniería socioeconómica?
El turista “con neurosis media” sale de su casa con un equipaje emocional tan lleno de culpa como de expectativa. Se ha concienciado a los turistas de que su placer se sustenta por empleos de salarios bajos del sector servicios que se traduce en subdesarrollo, no en desarrollo. Saben que la apertura de espacios naturales delicados para que los visiten genera contaminación y provoca la fragmentación de los hábitats frágiles. Su presencia puede producir cargas más grandes que las que pueden soportar los prístinos ecosistemas. Las catervas de turistas pueden homogeneizar un destino, deformar la cultura local y corromper a los “nativos” desde el punto de vista económico y, en ocasiones, sexual. Por su parte, la industria intenta reconfortar a los turistas haciendo hincapié en el viaje responsable. Según los folletos del sector, el turismo genera ingresos a los lugareños, protege el medio ambiente y fomenta la comprensión de otros modos de vida. Estas y otras palabras tranquilizadoras sirven para recalcar la preocupación del turista de que quizás esté pasando precisamente todo lo contrario.
A pesar de las valoraciones positivas, a los turistas aún les preocupa que su presencia destruya todo aquello que han venido a ver, que su viaje consuma recursos preciosos a los que se podría dar una mejor utilidad, y que se puedan propagar enfermedades y valores materialistas destructivos. Las economías prósperas del turismo hacen subir los precios de bienes y servicios hasta tal punto que los productos de primera necesidad se convierten en un lujo para los habitantes locales. Es más, encontrar los productos de primera necesidad en una zona turística invadida por boutiques se convierte en todo un desafío. Por último, los turistas se pueden preocupar de no llegar a entender plenamente la importancia de sus experiencias: les preocupa ser “meros” turistas. El Programa 21 de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 cita a toda una autoridad moral, el papa Juan Pablo II, quien manifestó su repulsa a “una suerte de subcultura [del turismo] que degrada tanto a los turistas como a las comunidades anfitrionas”.…
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