post_type:texto_central
Array ( [0] => 97434 [1] => 97435 [2] => 97436 [3] => 97437 [4] => 97438 [5] => 97439 [6] => 97440 [7] => 97441 [8] => 97442 [9] => 97443 ) 1
size_articulos_ids: 10
Current ID: 97441
Current pos: 7
Articulo anterior: Stuart Freedman
Articulo siguiente: Andrew Miksys
prevID: 97440
nextID: 97442
anterior

Hasta que vuelva a ser real

siguiente
Giovanna Silva. Tenax, Florence, from Nightswimming series, 2014. Courtesy of the artist.

Ready for The Darkness

La última vez que bailé en un club fue a finales de febrero de 2020. Estábamos en Varsovia participando en un encuentro sobre cultura de club en el Centro de Arte Contemporáneo del Castillo Ujazdowski. Bailar hasta el amanecer dentro del club Jasna 1 no formaba parte del programa oficial de To Be real#3. Y sin embargo se convirtió en una experiencia fundamental para crear una complicidad compartida por casi todos los asistentes en el segundo día de presentaciones. Estábamos emocionalmente unidos por las escasas horas de sueño, la resaca y el cansancio. El agotamiento físico se mezclaba con la excitación emocional. Ya no estábamos en la pista de baile, pero la pista de baile seguía con nosotros. El club había conseguido salir del club, cumpliendo un incierto sentimiento de utopía con varias décadas de historia. Exhaustion y exuberance son dos términos con los que Jan Verwoert se refiere a la condición performativa del trabajo intelectual en el neoliberalismo. La confusión entre extenuación y exuberancia es algo que también forma parte de la cultura de club, haciendo que la fábrica post-industrial no diferencie entre vida personal y vida profesional, entre ocio y trabajo. Nos sujeta incontables horas delante de la pantalla del ordenador y nos libera dentro de la relativa oscuridad de los clubes. El hecho de que muchas pistas de baile sucedan en fábricas del pasado no indica tanto un reemplazo como una simultaneidad de las economías. Me pregunto cómo habría sido bailar aquella noche sabiendo que sería la última vez que bailaría dentro de un club antes de que entrásemos en una pandemia global. O cómo habría sido hablar de cultura de baile y música techno sabiendo que viviríamos muchos meses sin saber cuándo volveremos a bailar o si volveremos a hacerlo como lo hicimos entonces. También me pregunto si el hecho de que aquella noche fuese 29 de febrero era un indicio de la desaparición temporal de una cultura global.

Contra todo pronóstico, siempre me sentí segura y bienvenida dentro de la pista de baile principal de las discotecas

La primera vez que bailé en un club siendo consciente de que estaba entrando para quedarme en una cultura totalmente nueva para mí fue en 2003 en la discoteca Barraca de Valencia. No entré sola a la cultura de baile. Tuve un mentor que me dio consejos que he conservado y extraviado a lo largo de los años.…

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete