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Fluido, plástico, pictórico

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Baron Adolph de Meyer. Waterlilies, ca. 1906. Courtesy of the Metropolitan Museum of Art, New York.

En el vocabulario de insultos empleados en fotografía, el adjetivo “pictorialista” es, junto con “comercial”, una de las ofensas más brutales. Calificar una obra de excesivamente pictórica supone desecharla por blanda y sentimental, por demasiado romántica, adocenada e indulgente. Sin duda, los fotógrafos pictorialistas de finales del siglo XX fueron culpables de algunas de estas infracciones. En sus últimas etapas, los movimientos artísticos suelen descender, invariablemente, al nivel de sus peores practicantes, por otra parte, una serie de artistas irreflexivos contribuyeron a que el arte pictorialista se hiciera vulnerable al exceso. Sin embargo, en sus comienzos, alrededor de la década de 1880, representó la vanguardia y sacudió los mismos cimientos del grupo artístico dominante. Antes del Pictorialismo, la fotografía ocupaba un lugar subordinado dentro de las artes visuales. Los fotógrafos de la época victoriana soñaban con que la fotografía fuese aceptada como una forma de arte, sin embargo, los pictorialistas fueron los primeros en proclamar su estatus como una forma seria de arte. La equipararon en importancia al dibujo y al grabado, aunque reconocían que no se encontraba al mismo nivel que la pintura. En su apogeo, la polémica defensa de técnicas vanguardistas por parte del Pictorialismo deslumbró al espectador y escandalizó a la crítica. Sin embargo, hacia la década de 1920, el Pictorialismo perdió impulso, el movimiento fue percibido como blando y débil, y llegó a representar todo aquello a lo que no aspiraba la fotografía moderna. Muchos artistas adoptaron la máquina, la visión fría, marcada e inmutable que sólo la cámara y la lente eran capaces de conseguir. El hecho de que la mayoría de ellos abandonaran rápidamente las presunciones pictorialistas contribuyó a aumentar el carácter marginal y simple de los pocos que se aferraron a este estilo. La generación más joven no se enteró de los encendidos debates que impulsaron la ascensión del Pictorialismo. En definitiva, llegó a ser considerado como poco más que un estilo curioso y anticuado.

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Alvin Langdon Coburn. The Intelligence of Flowers, 1907. Courtesy of photogravure.com.

En su forma más pura, el Pictorialismo fue mucho más que un mero conjunto de convenciones artísticas. Fue la primera expresión radical de una nueva actitud respecto a la fotografía, según la cual se esperaba que los artistas echaran mano de todos los medios a su disposición para dotar a sus obras de carga expresiva. Los pictorialistas se replantearon la fotografía de un modo completo, innovando todas las fases de la toma de fotos.

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