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En el vientre de la cámara

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Richard Learoyd. After Ingres I, 2011. All photographs courtesy of the artist and Fraenkel Gallery, San Francisco.

Un cámara gigante se sitúa en el borde de un risco, contemplando el mar. Su exterior es azul pastel y amarillo, nostalgia de feria. Espera a ser disparada, pero encuentra a un hombre envuelto en una manta detrás de la ventana de la taquilla. Ofreciéndola un ticket, comienza la acción, recitando su historia. La guía a través de una puerta doble negra hacia el vientre de la cámara. La mujer camina en la oscuridad, los ojos se adaptan al cambio de luz mientras el hombre describe los mecanismos del aparato. La lente en el centro de la parte superior del cono enfoca la imagen que es lanzada sobre el espejo. En un movimiento lento, proyecta sobre el plato cóncavo circular en medio de la habitación. Cuando su explicación autómata se completa y la ha dejado sola, ella puede ver. El bol de porcelana para la proyección contiene ahora la imagen más exquisita: pequeñas olas cristalinas rompen silenciosamente sobre riscos escarpados, las gotas de agua salpican con minucioso detalle. Es más perfecto, más hipnotizante que el paisaje exterior. Se imagina escalando hacia un plato, su circunferencia se adapta exactamente a su cuerpo curvado. Podría dormir aquí, las olas rompiéndose sobre su piel, bailando alrededor de sus pestañas, cubriéndola con su movimiento continuo. Podría no haberse ido nunca, preferiría vivir dentro de una cámara, habitando la solitaria intensidad de la imagen espectral proyectada. Regresarán algún día y él permanecerá detrás de ella. Juntos inhalarán la imagen en silencio, la respiración suspendida, esperando ese momento en el que el último sol de la tarde golpea el agua, bailando sobre olas mudas, todo en ella se inundó de un replandor sobre expuesto de demasiada luz. Le dijo que le recordaba algo que había olvidado o que nunca supo, algo que le atemorizaba y le despertaba. Sabe de qué está hablando, recuerda su cara, desconocida y familiar a la vez. Regresó a su hogar, una pequeña estructura de madera en el extremo del pueblo que miraba a los acantilados y el mar, rodeada por un frondoso jardín. En esta habitación, con su techo alto y la cama sobre una plataforma encajada en la ventana. En esta habitación, ella es silencio. El bambú golpea y repite cuando el viento se mueve entre sus cañas. Cuando el viento para, no hay nada de sonido.

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Esther Teichmann. Untitled, Mythologies series, 2009-2013. Courtesy of the artist.
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Richard Learoyd.

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