En una de las declaraciones más fuertes jamás pronunciadas acerca de la centralidad del espectador, el juez del Tribunal Supremo de los EE.UU., Potter Stewart, señaló sobre la pornografía hardcore: “No sé lo que es pero sé cuándo la estoy viendo”. Tan extravagante frase probablemente sólo pudo haber sido provocada por un tema como el de la pornografía. Imaginemos que alguien dijera: “No sé lo que es un western pero cuando veo uno, lo reconozco”. Stewart parece alardear acerca de lo que ignora, sólo para atribuir lo que sabe a algo intuitivo en relación al hecho de “verlo”. ¿Qué tiene la pornografía que permite centrarse tanto en la respuesta del espectador?
Surge inmediatamente toda una serie de preguntas sobre cuán sensato resulta semejante punto de vista. Consideremos dos de ellas. La primera implica la forma en la que algunas obras históricamente han pasado de una categoría a otra siendo clasificadas como pornográficas en un momento, y como artísticas en otro. La segunda pone en duda la fiabilidad de la consciencia que un espectador tiene de su propia respuesta ante lo que está viendo.
Cuando se publicaron en Francia, las obras de Sade fueron consideradas obscenas y lo que ahora denominamos como pornográficas. Sin embargo, en el siglo XX, intelectuales franceses tan destacados como Barthes aclamarían dichas obras como literatura seria, siendo traducidas al inglés y publicadas por prestigiosas editoriales con destino al mercado universitario y académico de los EE.UU. En el mundo del cine norteamericano, las películas de Russ Myer y Radley Metzger han recorrido una montaña rusa semejante. Las películas de Myer, que datan de los cincuenta y sesenta, se proyectaron originariamente en cines para películas de serie Z y en palacios de porno soft-core. En efecto, Myer recibió el apodo de “el rey del destape”. Entre sus películas se incluyen Wild Gals of the Naked West (1962), Faster, Pussycat! Kill! Kill! (1965) y Vixen! (1968). De forma similar, Metzger, que comenzó más tarde, gozó de una carrera llena de éxitos con clásicos del porno blando como Carmen, Baby (1967), Camille 2000 (1969) y The Lickerish Quartet (1970) antes de rodar, con el nombre de Henry Paris, películas de porno duro tan legendarias como The Opening of Misty Beethoven (1976) y Barbara Broadcast (1977). Si alguna vez hubo dos ejemplos claros de pornógrafos, Myer y Metzger lo fueron.…
Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO
Suscríbete