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El imaginario de una sesión de cine: el cine, la fiesta y lo sagrado

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Rafael Trobat. Tomás y las Águedas, Valladolid, 2000. Cortesía del artista

Dios está en las iglesias. Y también en los pucheros.

La fiesta es un acontecimiento singular que rompe con el orden establecido. Está íntimamente relacionada con lo sagrado: las apariciones y las encarnaciones son la ocasión de manifestaciones de júbilo y de temor. Cuando se habla de fiesta se piensa en Dionisos, en el Dionisos que Eurípides describe en Las bacantes. Éstas, representadas en numerosos relieves helenísticos como danzantes en trance, las túnicas revueltas y la cabeza violentamente inclinada hacia atrás, los ojos cerrados o la mirada perdida, son figuras enloquecidas, poseídas por el dios, por el demonio de la fiesta y de la transgresión, que salen de los límites de la ciudad, del marco establecido, impulsadas por una fuerza irresistible, irremediable, para perderse, en el sentido físico y espiritual, en íntima comunión con el dios de la borrachera.

La fiesta es un acontecimiento singular que rompe con el orden establecido. Está íntimamente relacionada con lo sagrado

Sin embargo, en este artículo, he optado por un tipo de fiesta y he escogido un punto de vista muy distintos. Más que analizar la fiesta, o una fiesta determinada, en total ruptura con la vida diaria -fiesta donde las normas se alteran, se trastocan y se invierten, como en el carnaval- comentaré un hecho banal en apariencia, que apenas altera la convivencia, y que la mayoría practica sin prestarle demasiada importancia, como es el simple hecho de ir al cine. Quisiera sugerir que en este acontecimiento de corto alcance se encierra las características propias de la fiesta y su relación, su ligamen con lo sagrado. Ir al cine sería nuestra modesta contribución semanal al culto a “lo otro”, nuestra habitual visita al mundo que se halla detrás del espejo.

En su primera visita al mundo de los sueños, Alicia cayó, presa del vértigo, en un pozo sin fondo. En su segunda incursión, por el contrario, miró hacia un espejo y vio…lo que a continuación describiremos.

Paradójicamente, el carácter transgresor de la fiesta, su interrupción brutal y su oposición a la vida diaria, se alcanzaría y se vislumbraría en un hecho tan anodino y en principio tan poco turbador como es el de ir a ver una película.

Leíamos días atrás que la caída de los talibanes se festeja en Afganistán con la apertura de los cines: ésta es la señal de que el país está en fiesta (si tal expresión se puede aplicar a este país y en la situación actual), que tiene motivos para alegrarse y tiene algo que festejar.…

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