Titulo original: “Having a wonderful time”
3 de julio, 1985, Hotel Imperial, Playa Inglaterra, Las Palmas.
Hace una hora que llegamos después de un vuelo asombroso. Por alguna extraña razón el ordenador de Gatwick nos otorgó asientos de primera, a nosotros y a una asustada dentista de Bristol, su marido y sus tres niños. Richard, siempre temeroso de volar, se aprovechó del champán gratuito, y antes que las ruedas dejasen la pista ya estaba a diez kilómetros de altura. He señalado con una cruz nuestro balcón en el piso veintisiete. Este es un sitio extraordinario, a unos treinta kilómetros al sur de Las Palmas y sobre la costa, un complejo turístico flamante con todos los entretenimientos imaginables, que se pueden concertar con sólo apretar el botón que está al lado de la cama. ¡Ahora mismo voy a pedir una hora de esquí acuático, seguida de masajes suecos y peluquero! Diana
10 de julio, Hotel Imperial.
¡Una apasionante semana! Nunca había vivido tanta excitación en tan pocos días: tenis, buceo, esquí acuático, fiestas y fiestas. Todas las noches salimos en grupo a las boites y a los cabarets de la playa, y terminamos en uno de los cinco clubes nocturnos del hotel. Casi no he visto a Richard. El apuesto caballero de la foto es lo que llaman el animador de la playa, un hombre extremadamente inteligente que ha sido experto en relaciones públicas y abandonó todo eso hace dos años y desde entonces está aquí. Esta tarde me enseñará a practicar ala delta. ¡Deséame un feliz aterrizaje! Diana
17 de julio, Hotel Imperial.
Los tiempos de playa se acaban. Sentada aquí en el balcón, mirando cómo Richard esquía con paracaídas en la bahía, me cuesta pensar que mañana estaremos en Exeter. Richard jura que de lo primero que se ocupará será de hacer la reserva para las próximas vacaciones. Verdaderamente, esto ha sido un acierto asombroso: quién sabe cómo se las arreglan con lo que cobran; se habla de una subvención del Gobierno español. En cierto modo todo se debe a la organización, tan discreta y sofisticada: nada de Butlins, aunque está en manos de ingleses y todos nosotros, curiosamente, venimos del sureste de Londres. ¿Te das cuenta de que Richard y yo hemos estado tan ocupados que en ningún momento nos hemos molestado en visitar Las Palmas? (Noticia de última hora: ¡Mark Hastings, el animador de la playa, acaba de enviar orquídeas a la habitación!).…
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