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De especímenes a símbolos sexuales: flores en fotografía

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Marc Quinn. Winter Garden series, 2004. Courtesy of the artist, White Cube London and The Paragon Press.

En su novela La edad de la inocencia, Edith Wharton describe al protagonista Newland Archer cuando compra flores. Esta breve escena es elocuente por lo que nos revela de los personajes y por la forma en que prefigura acontecimientos posteriores. Wharton utiliza el tema de las flores para mostrar los sentimientos de Archer hacia su prometida May Welland, y la exótica prima de ésta, la condesa Olenska. A May le envía lirios de los valles. Estas flores sencillas simbolizan la inocencia y el regreso a la felicidad. A Ellen Olenska le envía un espléndido “manojo de rosas amarillas”.1E. Wharton, La edad de la inocencia, Tusquets, Barcelona, 1988, p. 75. Según el lenguaje de las flores, la rosa amarilla indica el debilitamiento del amor o la infidelidad. Se trata de dos sentidos muy adecuados porque Ellen está casada pero ha dejado a su marido en circunstancias escandalosas. El regalo de las rosas amarillas también sugiere la pasión que Archer sentirá luego por la condesa y que a punto estará de destruir su matrimonio con May.

Al escribir esta escena, Wharton saca partido del riquísimo léxico codificado en el complejo ‘lenguaje de las flores’, utilizado en la época victoriana (la novela está ambientada en la década de 1870), pero estos significados ya no resultan explícitos al lector moderno, pues gran parte de este saber popular decimonónico se ha perdido. Seguimos asociando la rosa roja al amor y al deseo, pero pocos relacionarían ahora las rosas amarillas con la infidelidad. Desde la época clásica, la amapola ha simbolizado el sueño y la muerte (significado reforzado en la cultura popular cuando la amapola roja fue adoptada como emblema en recuerdo de los caídos en la Primera Guerra Mundial), pero ya no se reconoce en la peonía el signo de la vergüenza y la timidez. Muchas flores han adquirido nuevos significados que han oscurecido antiguas asociaciones, por ejemplo, la azucena ahora está ligada a la muerte y el duelo, y suele verse en los funerales, pero en otros tiempos era símbolo de pureza e inocencia e iba tradicionalmente asociada a la Virgen María. En efecto, las flores eran comúnmente vistas como emblema de las cualidades de las mujeres y, en general, simbolizaban virtudes femeninas.

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Robert Mapplethorpe. Poppy, 1988. Courtesy of The Robert Mapplethorpe Foundation / Art + Commerce, New York.
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Nobuyoshi Araki. Flowers, 1992.

Esta pérdida del saber popular y el lenguaje de las plantas quizá sea una consecuencia inevitable de nuestro estilo de vida cada vez más urbano.…

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