La misoginia en la literatura
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
[…].
Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
[…]
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto…
Pablo Neruda
La misoginia es un proyecto político de dominación que hace imposible la vida en el mundo. ¿Pero qué formas toma y cómo se manifiesta en la literatura en específico? Cómo definir la misoginia, ¿es un fenómeno, un comportamiento, una moral? ¿Será algo que sigue patente en el ámbito literario?, incluso llegué a dudarlo (cuasi retóricamente). Esa última pregunta se me ha respondido y vuelto a surgir varias veces durante la escritura y reflexión de este texto. Hace unos días estaba dando los toques finales al primer borrador, cuando desperté con la terrible noticia de que una profesora y activista sonorense, maestra de mucha gente cercana, fue asesinada por su pareja. En muchos casos las condolencias institucionales sólo hablaron de su muerte, no de su feminicidio, como si hubiera sido por causa natural el haber perdido su voz en este mundo. Era una mujer con un alto nivel educativo, con una enorme visibilidad y compromiso, defensora de los pueblos Yaquis y como dije, maestra querida por muchísimas personas. Y nada de eso pudo protegerla de la misoginia, el odio controlador, que acabó con su vida. Justo al mismo tiempo que eso sucedió, se estaba (está) llevando a cabo un paro feminista en la facultad de filosofía y letras de la UNAM y en esos mismos días un profesor de literatura alemana amenazó en redes con envenenar con matarratas la comida preparada que llevaran a las alumnas para poder terminar con eso ya y reanudar clases. Cuando fui a llevarles toallas y barras de granola, coincidió con un partido de los Pumas en el estadio que queda justo frente a la facultad: había policía y elementos de “seguridad” por todos lados. Nos abrazamos con unas chicas desconocidas al hacer entrega de esas cajas, y al salir, comentamos con una amiga lo que requiere de valentía y fuerza tener 19 años y dormir sola en un salón de clases sabiendo que estás cercada por policías, y hombres hostiles, y que en cualquier momento alguien puede envenenar tu comida, romper un candado y entrar, todo esto por exigir algo que es un derecho: un alto a la violencia de género en la facultad, una facultad dentro de una universidad en la que como se sabe, han sucedido seis feminicidios en tan sólo los últimos 2 años.…
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