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Cómo retratar la nada blanca y el valor

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Fridtjof Nansen. Fram expedition, 1893-96.

Si hay dos cosas difíciles de retratar son la nada blanca de los parajes polares, esa inmensidad uniforme de nieve y hielo, y el valor de los hombres que se adentraron allí para revelar sus secretos y misterios. La fotografía estuvo desde sus inicios con la exploración polar, tratando de acercarnos esos paisajes extremos y de dar testimonio del asombroso esfuerzo de los hombres que los hollaron, siempre afrontando graves peligros y muchas veces dejándose la vida en el empeño. Las condiciones nunca pueden ser las mejores en el Ártico y la Antártida para hacer buenas fotos, pero algunas han conseguido convertirse en imágenes históricas y documentar de manera memorable, contra todos los obstáculos imaginables, algunas de las mayores aventuras (y tragedias) del empeño descubridor del ser humano. Entre esas fotos destacan por excepcionalidad las de la conquista del Polo Sur el 14 de diciembre de 1911 por los noruegos encabezados por Roald Amundsen y su reverso, las del equipo del capitán Robert Falcon Scott, que llegaron segundos y perdieron todos la vida durante el terrible viaje de regreso, en marzo de 1912. También las extraordinariamente evocadoras de la magia del hielo de la fracasada expedición de Ernest Shackleton de 1914-1917 con el navío Endurance.

Illustration
Portrait of Roald Amundsen.

Si de las mayores epopeyas y dramas polares de la edad heroica de la exploración tenemos fotos (la excepción más notable es la de la Expedición Franklin, que desapareció tratando de encontrar el paso del Noroeste en el Ártico y de la que solo se conservan los retratos de los tripulantes antes del viaje), es porque desde los inicios de la fotografía se percibió que ésta era un medio fundamental para construir el relato de los exploradores y sobre todo proporcionaba un testimonio de sus logros. En una época en la que los exploradores avistaban regiones nunca contempladas por ser humano alguno y llegaban a lugares jamás pisados, mostrar imágenes resultaba indispensable. Durante mucho tiempo hubo que conformarse con pinturas y dibujos hasta la irrupción del nuevo medio. El problema que se planteó entonces era de qué manera habían de fotografiarse esos paisajes y esas expediciones, una cuestión que no era solo técnica sino también teórica y hasta ideológica. La construcción de la mítica de las exploraciones polares y de ese gran personaje del imaginario que es el explorador polar, el héroe polar, es en buena parte inseparable de la fotografía, y los protagonistas de esas aventuras fueron muy conscientes de ello.…

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