Brasil mira al norte
Han pasado ya casi 30 años desde que se inició el proceso de integración económica entre Brasil y el cono sur de la región con el Mercosur en 1991, que fue el primer gran anuncio para la región de la llegada de la “globalización” y que supuso, para el mundo cultural, un nuevo gran esfuerzo de integración de la tradición brasileña a la hispana en América Latina. Desde entonces, diversas ciudades brasileñas —en especial São Paulo y Río de Janeiro, pero también Belo Horizonte y Porto Alegre— han sido decisivas en la creación de un circuito regional a lo largo del continente que tenía, como uno de sus puntos neurálgicos, la apertura de la Bienal de São Paulo cada año par. A decir verdad, Brasil nunca fue ni demasiado cercano ni demasiado distante para la América hispana desde su fundación. Desde José Mármol y sus cenas con Pedro I hasta Alfonso Reyes, una cantidad de artistas e intelectuales latinoamericanos han quedado deslumbrados por Río de Janeiro, por ejemplo. Y, por otro lado, grandes intelectuales y artistas brasileños han producido algunas de sus más importantes teorías y trabajos teniendo a la región en mente: Augusto Boal desarrolla su “teatro del oprimido” en el Perú y lo teoriza en la Argentina; Fernando Henrique Cardoso desarrolla su “teoría de la dependencia” junto con Enzo Faletto en Chile; y Leonardo Boff haría sus mejores contribuciones en el marco regional de la Teología de la Liberación, al lado del peruano Gustavo Gutiérrez y el argentino Enrique Dussel, etc. En otras palabras, ha habido muchas contribuciones brasileñas —consideradas como brasileñas— que no hubiesen sido posibles sin el marco regional en mente y, sin embargo, pareciera que hay una distancia crítica con Brasil que nunca llega a cerrarse, o que nunca se cerrará.
La respuesta brasileña a la idea de la “latinoamericanidad” o de una “cultura latinoamericana” tiene que ver con quién es el promotor de esa idea
Conversamos con Fernanda Pitta sobre cómo se ve esto en Brasil (si es que se ve, claro está) y más particularmente en São Paulo, su gran urbe. Fernanda es una de las curadoras más importantes del Brasil, y cuyo trabajo en la Pinacoteca de São Paulo —institución que, junto con el MUAC y JUMEX en México, el MALI en Lima y el MALBA en Buenos Aires se ha constituido como un referente continental y contribuido a conformar un circuito virtuoso en la región— se ha caracterizado por la profundidad histórica y una rigurosa creatividad, como lo evidenció su retrospectiva de Ana María Tavares en el 2016-2017.…
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