The Ronettes, 1963
Ramones, 1980
Have I ever told you
How good it feels to hold you
It isn’t easy to explain
And though I’m really tryin’
I think I may start cryin’
My heart can’t wait an other day
When you kiss me I just gotta
Kiss me I just gotta
Kiss me I just gotta say:
Baby, I love you
Come on baby
Baby, I love you
Baby I love, I love only you
I can’t live without you
I love everything about you
I can’t help it if I feel this way
Oh I’m so glad I found you
I want my arms around you
I love to hear you call my name
Oh tell me that you feel
Tell me that you feel
Tell me that you feel the same
Baby, I love you
Come on baby
Simplemente “te quiero”. La mayor obviedad posible, las palabras más evidentes para una canción de amor desencadenan unas primeras estrofas, torpes y sinceras, protagonizadas por ese momento previo, incómodo pero emocionante, en el que alguien que no puede esperar un segundo más para declarar sus sentimientos balbucea intentando explicarlos. La conclusión, tras una serie de frases hechas, que se agolpan incrementando la tensión del momento, es previsible y sencilla: Baby, I Love You.
Un momento que se piensa y se ensaya, que se imagina con el deleite del triunfo o con la desesperación del fracaso, que se magnifica o se minimiza en función del momento y de la experiencia pero que, al final, tras el suspense incontenible que suelen acarrear las primeras veces termina, simplemente, con un “te quiero”. Al menos en las canciones. Al menos en esta canción en la que, una vez se pronuncian “las palabras mágicas”, la melodía y los coros que las acompañan no pueden parar de repetirlas: Baby, I Love You; Baby, I Love You; Baby, I Love You.
Compuesta por Jeff Barry, Ellie Greenwich y el mítico Phil Spector en 1963, Baby, I Love You quería repetir la fórmula de una canción que los mismos creadores habían lanzado tan sólo unos meses antes: Be My Baby. Un hit que alcanzó un segundo puesto en las listas y que supuso la tan esperada llegada al éxito de The Ronettes. Conocidas en un primer momento como The Darling Sisters y, a principios de los sesenta, como Ronnie and the Relatives, aludiendo a los vínculos familiares de las componentes (Veronica y Estelle Bennet eran hermanas mientras que Nedra Talley era su prima), las tres jóvenes de apenas veinte años fichaban por la compañía de Phil Spector (Philles Records) tras años intentando abrirse hueco en el complejo panorama musical de la época.
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