post_type:texto_central
Array ( [0] => 98862 [1] => 98863 [2] => 98864 [3] => 98865 [4] => 98866 [5] => 98867 [6] => 98868 [7] => 98869 [8] => 98870 [9] => 98871 [10] => 98837 [11] => 98872 [12] => 98873 [13] => 98874 [14] => 98875 [15] => 98876 [16] => 98877 ) 1
size_articulos_ids: 17
Current ID: 98862
Current pos: 0
Articulo anterior: Buenos días
Articulo siguiente: A. Geopoéticas, geopolíticas
prevID: 98861
nextID: 98863
anterior

A propósito de una región

siguiente
Alfredo Jaar. Vista de la instalación A Logo for America, (Un logo para América), 1987/2014. Times Square, Nueva York, EE.UU. Cortesía del artista

I

Debo a la conjunción de una pandemia y la llamada de la editora general de esta revista con una generosa invitación para pensar, una vez más, en el tema del “arte latinoamericano”, el sentarme, finalmente, a poner algunas ideas en claro en torno a la región. Habíamos coincidido en la CDMX unas semanas antes que se sintieran los efectos del meteorito que cayó en la tierra a finales del 2019, en la presentación de un volumen de un importante artista contemporáneo latinoamericano, y creo que a ambos se nos quedó retumbando en la cabeza el hecho de que una mera mención al tema de la existencia (o no) del “arte latinoamericano” se sintiera, durante el conversatorio que siguió a la presentación, casi como una negación a la posibilidad de excelencia de la práctica artística en el continente entre los presentes. En otras palabras: aún el fantasma del “ghetto” (como mecanismo de integración al mundo de manera diferenciada) no solo seguía recorriendo y habitando las dudas en torno a los criterios en que se ha logrado la integración del arte latinoamericano al canon occidental, sino que espantaba tanto que parecía que no dejaba espacio para la postulación, ya después de un buen número de décadas de “integración”, de una mínima tradición continental.

¿Por qué, después de tanto camino recorrido, a la mera invocación de tal posibilidad, todos salían corriendo? ¿Qué podría haber detrás de aún tamaña ansiedad?

Una primera explicación de tal ansiedad es que es una de las manifestaciones más persistentes de un provincianismo mal curado o, mejor dicho, nunca realmente superado —es, en pocas palabras, el efecto más natural del subalterno al sentir que nunca podrá dejar de serlo—. El hecho de que aún persista, por ello, es quizá el mejor síntoma que algo no ha andado del todo bien.

Hacia inicios de los 2000s la táctica de inclusión remarcó las continuidades entre Latinoamérica y Europa

A decir verdad, escribí sobre las causas de tal malestar hace casi una década atrás en un ensayo que aún circula por internet. Ahora que lo releo, lo que me va quedando claro de ese texto —más allá de mi evidente optimismo— es lo poco que se ha avanzado desde entonces. Y precisamente allí es donde, creería yo, está el problema: después de décadas de gran empuje y transformación, este últimos años han sido “bajetones”.

Si ya se hablaba de los 2010s como otra década perdida en la región en términos económicos, comienza a quedar claro que tal letargo también se extendió al plano cultural y en especial al de las artes visuales.…

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete