Art and Queer Culture
Richard Meyer y Catherine Lord
Phaidon, 2013
Art and Queer Culture no es un libro sobre teoría de género o sobre homosexualidad en el arte. Ni siquiera es un libro que metodológicamente sigue la corriente principal de reconstrucción historicista, contextual o de hermenéutica de un investigador principal. El hecho de que los propios autores, como hace Meyer en la introducción, reconozcan un sesgo occidental en su edición (¿sería posible que no lo hubiera?) y que este mismo autor haga una reflexión sobre cómo el uso de la palabra Queer se ha convertido en una mezcolanza que hace referencia a algo tan abstracto como todo aquello que se escapa de la normatividad en áreas de fronteras difusas como las orientaciones afectivas, sexualidades y cuestiones de género no normativas. Desde este punto de vista y tomando como referencia el arte desde el siglo XIX al XXI, se da buena muestra de las dificultades en el acercamiento y la construcción historiográfica (¿cómo documentar lo que se presupone que no existe?).
El libro comienza con dos ensayos críticos de Richard Meyer (Universidad de Stanford) y Catherine Lord (Universidad de California Irvine), editores de la obra, y posteriormente se divide en secciones cronológicas que abordan desde 1885 la representación en detalle de las diferentes formas alternativas de la sexualidad: bien sea desde la propia homosexualidad hasta el cuestionamiento del binarismo de género. Tomando el sentido de Queer de David Halperin, que podría simplificarse en el término “Otredad” referida a casi cualquier ámbito, las formas en que los códigos y las culturas de la homosexualidad han proporcionado un recurso creativo para los artistas visuales, que las han utilizado en su activismo de base y en su arte más cotidiano.
Art and Queer Culture no es un libro sobre teoría de género o sobre homosexualidad en el arte
Meyer asume desde la introducción una reflexión histórica sobre cómo el arte ha abordado lo queer en el amplio significado anteriormente mencionado. A partir de ahí, desde 1885 hasta 1979 el autor es capaz de proponer una relectura del arte y las vivencias de la alta sociedad del siglo XIX hasta el nacimiento de la lucha por los derechos gais. De los primeros, dato interesante que no aborda en exceso el libro pero que sí señala, Meyer señala que no se trata de una representación o vivencias queer disimuladas o escondidas sino que, en parte, son los que se han acercado a su obra de esa forma y han querido sobrepasar la información oficial que perdura los que se han visto silenciados.
El trabajo de Lord desde el inicio de la crisis del SIDA en 1980 y cómo lo queer surge de una reapropiación de un insulto que ahora pasa a formar parte de una relectura histórica, por gente que no ha conocido ni es capaz de sentir esa palabra como lo que fue. La autora plantea nuevas dimensiones más centradas en cuestiones interseccionales que se alían (o suman) al componente de “Otredad” sexual o genérica y permiten entender nuevas formas de enfrentarse a lo homosexual.
La obra, además de sus ensayos presenta tres grandes capítulos: Encuesta, Obras y Documentos. El primero de ellos, tiene un valor tanto por el método como por las conclusiones que son capaces de extraer los autores, que vendrán marcadas también por el resto del libro. En el apartado Documentos, las reflexiones anteriores se ven refrendadas por fuentes primarias y secundarias que van desde escritos personales (Alice Austen), declaraciones en situaciones personales (Oscar Wilde), críticas de exposiciones o fragmentos de ensayos de diversas temáticas y autores (Judith Butler, Susan Sontag).
Lo queer surge de una reapropiación de un insulto que ahora pasa a formar parte de una relectura histórica
En todas ellas se abordan diferentes etapas, artistas y documentos, de una forma más extensa en número que en profundidad, pero que da buena cuenta de la complejidad de las fuentes y de la transversalidad del tema en las diferentes épocas y estratos culturales. Todo está acompañado de 250 obras de arte, de 250 artistas diferentes. Resulta cuanto menos destacable la escasez de material alrededor de las obras que son fundamentalmente figurativas y que se inscriben en el físico. Toda cuestión referente a las obras se resuelve de una forma escueta, más propia de una catálogo que se inscribe en una reflexión más amplia que de un estudio exclusivo de esas obras como parte del cuestionamiento general del libro. En estas obras, los autores logran conseguir eliminar el marchamo que muchas obras quieren ver impreso en el arte queer de estar desarrollado en los márgenes y consiguen presentar perfectos Caballos de Troya: con un lenguaje cercano al centro pero que plantean preguntas que militan en la periferia. Algunas sin saberlo. Algunas porque son únicamente de vidas que fueron vividas incluso antes de que se pensaran los márgenes.
Meyer y Lord han conseguido crear, además, un corpus en el que poder encontrar documentos, contextos, textos de artistas e imágenes, y que permiten al lector, en una suerte de interpelación, continuar las preguntas en multitud de documentos y temáticas, ya que Art and Queer Culture también es una obra que se sabe capaz de mezclar los diarios, las obras de arte aficionadas, los carteles políticos o para cuestionar desde si verdaderamente los márgenes pueden construirse sin abordar de una forma más amplia el cuestionamiento de validez o clasificación de las fuentes o de las fronteras entre prácticas públicas, privadas, masivas o cultas. De ahí la importancia de una obra que no falla a la hora de plantear nuevas fronteras y nuevas grietas en la manera de releer cierta Historia del Arte.