A pesar de la crisis del mundo editorial, las publicaciones en el sector artístico y cultural son cada año abundantes y sustanciosas, representativas de una escena cultural que no deja de producir. Para cerrar este año 2024, dedicamos un texto especial a la escena editorial del sector y al panorama del año que dejamos atrás. Aprovechamos la sabiduría de cuatro figuras representativas de cada una de las cuatro categorías que hemos planteado: autor, editor, bibliotecario y librero. Cada una de las personas escogidas, por su representatividad dentro de la categoría que le hemos asignado (en realidad, su trayectoria multifacética les haría dignos de responder bajo alguna de las otras categorías), ha contestado a nuestras preguntas.
AUTOR: Miguel Ángel Hernández Navarro
Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977) es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, crítico de arte y escritor de ensayos de arte contemporáneo y cultura visual y de ficción. Ha sido director del CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo) de Murcia, Research Fellow del Clark Art Institute (Williamstown, Massachusetts) y Society Fellow de la Society for the Humanities (Cornell University). Sus áreas de interés son el arte, la teoría y la cultura visual del mundo contemporáneo, con un especial énfasis en las visualidades de resistencia, tecnología, las políticas migratorias y las temporalidades antagónicas. En Express colaboró hace años. Su última novela, Anoxia (Anagrama, 2023) ha recibido el Libro del Año Región de Murcia 2024. Nos respondió así al cuestionario previamente citado:
1. La producción editorial en el sector artístico y cultural es cada año abundante y muy atractiva, así que, en un ejercicio de síntesis, ¿qué cuatro títulos publicados (de cualquier género) en este 2024 que ya termina destacarías?
Es muy difícil quedarse con cuatro títulos, porque he leído muchas cosas buenas este año, pero destacaría:
-Joan Fontcuberta, Desbordar el espejo: la fotografía, de la alquimia al algoritmo (Galaxia Gutenberg).
-Remedios Zafra, El informe. Trabajo intelectual y tristeza burocrática (Anagrama).
-Agustín Fernández Mallo, Madre de corazón atómico (Seix Barral).
-Leonardo Cano, Este es el núcleo (Galaxia Gutenberg).
2. Los temas abordados por las distintas editoriales y autores son muy diversos y a veces es difícil navegar entre tantas publicaciones pero, ¿identificas alguna tendencia nueva en este 2024, no abordada anteriormente con tanto interés?
En las novelas, hay una entrada fuerte de los desafíos de la inteligencia artificial, algo que viene pensándose en ensayos desde hace un tiempo y que ahora llega a la novela, como sucede en el caso de Leonardo Cano (aunque algunos ejemplos de estos desafíos tecnológicos los encontramos en obras de los últimos años, como Membrana, de Jordi Carrión). También la ciencia ficción (que había sido explorada en la literatura de género) se asienta en editoriales “literarias”, como Anagrama, con la publicación, entre otras cosas, de la primera entrega de El volumen del tiempo, de Solvej Balle. También me han llamado la atención una serie de libros que reconsideran los efectos de la heroína y el VIH en los setenta y ochenta, respectivamente, como sucede con el libro de Juan Trejo, Nela 1979 (Tusquets). También la distopía climática ha entrado con fuerza. Un ejemplo es Área protegida, de Edmundo Paz Soldán (Almadía).
3. ¿Y algún tema recurrente que te haya interesado especialmente en este año?
El tema de la responsabilidad de los hijos con los padres, de qué hacer con los mayores, de los modos en los que el tiempo de trabajo consume constantemente el tiempo de los cuidados familiares. He encontrado ensayos, novelas y también series y películas que me han hecho pensar bastante en estas cuestiones. Me ha gustado mucho la reflexión que hace sobre esta cuestión Remedios Zafra en El informe (Anagrama).
4. ¿Qué importancia crees que tienen las redes sociales y el marketing digital en la difusión de libros y cultura hoy en día?
Un papel fundamental. Por lo general, las redes han sustituido a los prescriptores tradicionales (los medios de comunicación). Salvo una minoría que aún lee periódicos y sigue las recomendaciones de los suplementos culturales, a la mayoría de “consumidores de cultura” la información le llega a través de las redes. Un escritor sin redes, por ejemplo, lo tiene muy difícil para visibilizar su obra en ese contexto. De ahí que incluso a la hora de publicar, las editoriales presten atención al número de seguidores de quienes presentan sus manuscritos.
5. ¿Qué hábitos de lectura has notado que están cambiando en los lectores de hoy? ¿Qué opinas sobre el equilibrio entre formatos digitales e impresos? ¿Crees que se está alcanzando una buena convivencia entre ambos?
Desde luego, se ha producido un cambio en el nivel de atención y concentración, y también de las horas dedicadas a la lectura. Lo noto en mí mismo, que presumo de ser un lector habitual y cada vez más me cuesta leer más de veinte minutos seguidos sin mirar de reojo al móvil. Cuando leo en una tablet o un móvil, es aún peor —está la tentación de cambiar de aplicación—. Por otro lado, las plataformas digitales de contenidos audiovisuales han contribuido también al descenso en horas de lectura. Vemos muchas más series que antes y leemos menos libros. También porque las series están más en la conversación pública que los libros. Incluso en círculos literarios uno acaba al final hablando de la última serie que ha visto más que del último libro que ha leído. En cuanto a la convivencia de formatos, creo que, tras el inicial miedo al e-book, hoy estamos ante un sano equilibrio. Yo leo fundamentalmente en papel, pero también en e-book cuando es más fácil acceder a ese contenido o, como plan B, cuando no me puedo llevar conmigo el libro en papel. Pero todavía el objeto, la pertenencia, lo material… hace que compremos más libros físicos que digitales. Eso en la música no sucede. Se escucha más Spotify que se compran discos o CD. La lectura todavía está apegada al objeto y difícilmente se despegará de ahí del todo. Lo que sí que no ha llegado a arrancar del todo es el audiolibro, aunque viva un cierto repunte a rebufo de la era del podcast. Pero es residual.
6. ¿Qué rol crees que juegan las ferias, festivales y eventos culturales en la promoción de la lectura y los libros?
Paradójicamente, en este mundo que tiende a lo inmaterial y a la cultura digital, los eventos en vivo son cada vez más importantes. En todos los ámbitos. Hay un plus de capital simbólico para quien asiste a una feria de libro o a un festival, como si fuese necesario ver al autor, llevarse la firma, escuchar su voz… Así que es un sector que cada vez crece más. No hay pueblo ya que no tenga su feria del libro y su festival literario, como antes tenían museos de arte contemporáneo. Hemos pasado de las inversiones en edificios a las inversiones en eventos. Quizá también porque hoy es más fácil organizar el aquí y ahora que pensar a largo plazo.
7. ¿Qué autores contemporáneos (nacionales o internacionales) recomendarías seguir de cerca, ya sean consolidados o emergentes?
Muy difícil. Así, a bote pronto y sin pensar mucho, se me ocurren estos (y me dejaré muchos que me encantan):
Nacionales: Agustín Fernández-Mallo, Sara Mesa, Sergio del Molino, Leonardo Cano, Diego Sánchez Aguilar, Elvira Navarro, Enrique Vila-Matas, Rosa Montero, Jorge Carrión, Vicente Luis Mora, Andrés Barba, Ricardo Menéndez Salmón, Clara Usón…
Internacionales: Annie Ernaux, Siri Hustvedt, Teju Cole, J.M. Coetzee, Ben Lerner, Emmanuel Carrère, Leila Slimani, María Gaínza, Gustavo Faverón, Carlos Fonseca, Alejandro Zambra, Giorgi Gospodínov…
8. ¿Qué libro (de cualquier época) crees que todo el mundo debería leer al menos una vez?
Decimos siempre que Don Quijote de la Mancha. Y probablemente tengamos razón. A mí, sin embargo, el libro que más me ha marcado y al que más veces he vuelto es La historia interminable, de Michael Ende.
9. Según tu experiencia, ¿cómo influye la realidad social, política o económica en las temáticas de los libros publicados?
Influye de modo sustancial. La realidad nos escribe. Aunque lo cierto es que las buenas obras necesitan un tiempo para asumir verdaderamente los efectos de la realidad. Las que surgen inmediatamente y a la moda suelen quedarse en lo anecdótico de las transformaciones. La actualidad se filtra en las elecciones de temas, pero también tiene que ser digerida y requiere un periodo de maduración. Así que yo distinguiría entre una actualidad que quiere seguir la moda (casi sincronizarse con su presente, para hablar de lo que todo el mundo habla) y otra que llega tiempo después, que afecta y transforma profundamente los intereses y las formas de la literatura y el arte. Esta última es la que realmente debería interesar.
EDITOR: Siglo XXI
Heredera del boom editorial lationamericano de los años sesenta y setenta, Siglo XXI fue fundada en México, en 1965, por Arnaldo Orfila (quien también fundara el Fondo de Cultura Económica), y está presente en España desde 1967. Su trayectoria en la publicación de textos de historia, filosofía, política, economía, sociología y estudios literarios hacen de ella una de las editoriales de referencia del pensamiento crítico. Nos responde Emili Albi (Valencia, 1979), director de Siglo XXI en España, además de escritor.
1. La producción editorial en el sector artístico y cultural es cada año abundante y muy atractiva, así que, en un ejercicio de síntesis, ¿qué cuatro títulos publicados (de cualquier género) en este 2024 que ya termina destacarías?
Diversidad y arte latinoamericano, de Andrea Giunta, en el que reflexiona acerca de los cambios en el mundo de la creación artística que han permitido abrir los museos de arte contemporáneo a aquellas obras que nunca pudieron formar parte del canon y la discusión.
Compromisos variables, de Albert O. Hirschman, pocos libros escritos a finales del siglo XX tienen tanta relevancia para comprender nuestra actual esfera pública atravesada por internet, esa mezcla caprichosa de lo privado y lo colectivo.
Todo era para siempre hasta que dejó de existir, de Alexei Yurchak. Un relato del fin de la Unión Soviética desde la perspectiva de los jóvenes que les tocó vivirla. Es un libro apasionante y con toques de humor.
Audazmente tímida, de Maja Pflug, una fantástica biografía de Natalia Ginzburg en la que se despliegan los momentos desconocidos de su vida: los hombres a los que quiso, la relación compleja con sus padres, la manera en que educó a sus hijos, su compromiso político en épocas en que su condición judía era una condena certera…
2. Los temas abordados por las distintas editoriales y autores son muy diversos y a veces es difícil navegar entre tantas publicaciones pero, ¿identificas alguna tendencia nueva en este 2024, no abordada anteriormente con tanto interés?
Este 2024 y también en 2025 hay un interés por nuestro pasado cercano, la Transición y el Franquismo, no en vano celebramos los 50 años de la muerte del dictador. Y hay una revisión profunda llevada a cabo por historiadores jóvenes hijos de la democracia.
Continúa igualmente el estudio del feminismo, de las nuevas derechas y el populismo, la indagación sobre el capitalismo en la era tecnológica, los cuidados, el ecologismo… los asuntos que preocupan a la sociedad.
3. ¿Y algún tema recurrente que te haya interesado especialmente en este año?
En mi opinión, hay una preocupación creciente por nuestro actual modelo económico y político. Surgen nuevas preguntas muy estimulantes y hay un debate rico y variado. Estamos viviendo un momento de cambio, de inflexión, y es apasionante el material literario que se está produciendo.
4. ¿Qué importancia crees que tienen las redes sociales y el marketing digital en la difusión de libros y cultura hoy en día?
Enorme. Tienen importancia en todos los aspectos de la vida: la sociedad, la política, la economía y el mundo cultural y editorial no escapa a esa influencia. Trae elementos positivos, pero también, quizá más, negativos: lleva a un consumo acelerado y parcial de la cultura, falto en ocasiones de reflexión y propicia debates demasiado polarizados y exaltados.
5. ¿Qué hábitos de lectura has notado que están cambiando en los lectores de hoy? ¿Qué opinas sobre el equilibrio entre formatos digitales e impresos? ¿Crees que se está alcanzando una buena convivencia entre ambos?
Las ediciones en papel y las digitales conviven perfectamente desde hace años. Sí que hay un desajuste en la transmisión pública de conocimiento. Por las propias características de los canales de comunicación esta transmisión es parcial e imperfecta y los debates que genera son simplistas.
6. ¿Qué rol crees que juegan las ferias, festivales y eventos culturales en la promoción de la lectura y los libros?
Son una gran noticia su consolidación y un gran aliado, igual que los libreros. La conversación literaria gana mucho cuando se produce fuera de las redes. Hay que reivindicar foros y espacios para la conversación calmada y la confrontación plural y respetuosa de ideas. Para eso, todos estos encuentros son cruciales.
7. ¿Qué autores contemporáneos (nacionales o internacionales) recomendarías seguir de cerca, ya sean consolidados o emergentes?
Uf, muchos, Nancy Fraser, cuya obra me parece relevadora, Pablo Stefanoni o Steven Forti, que analizan con mucho acierto el fenómeno de la nueva derecha, Alicia Valdés, Ana Carrasco-Conde, Lola López Mondéjar, Jenny Odell, David Graeber, Levitsky, Michel Nieva, Piketty, Marina Garcés, Anna Pacheco…
8. ¿Qué libro (de cualquier época) crees que todo el mundo debería leer al menos una vez?
No me siento capaz de destacar uno, no me atrevo a citar a Cervantes, Shakespeare o la Biblia, a Borges, Orwell o Marsé. Lo importante es que se lean libros, en la medida en que se haga seremos una sociedad más justa y feliz.
9. Según tu experiencia, ¿cómo influye la realidad social, política o económica en las temáticas de los libros publicados?
Totalmente, los editores somos (o hemos de ser) radares de esa realidad que nos rodea y nuestra labor es proveer a la sociedad de libros que traten de responder a las inquietudes con las que lidian día a día.
BIBLIOTECARIO: Javier Pérez Iglesias
Javier Pérez Iglesias está al cargo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Además es activista bibliotecaria. Su práctica está basada en la premisa de que las bibliotecas son obras de arte colectivas e inacabadas. Aunque también cree que las bibliotecas son acciones editoriales colectivas e inacabadas que se resisten a su publicación. Hace textos, lee libros, autoedita fanzines y alienta investigaciones en las que las bibliotecas y los archivos se rozan, se soban y se aparean. Hace unos meses publicó en Express un artículo con sus recomendaciones literarias y editoriales.
1. La producción editorial en el sector artístico y cultural es cada año abundante y muy atractiva, así que, en un ejercicio de síntesis, ¿qué cuatro títulos publicados (de cualquier género) en este 2024 que ya termina destacarías?
En primer lugar, quiero hablaros de un libro que no había aparecido publicado en España hasta este año, pero que circulaba por Latinoamérica en distintas ediciones difíciles de conseguir, pero muy comentadas. Es Plagie, copie, manipule, robe, reescriba este libro de Valeria Mata, publicado por Ediciones Comisura con un maravilloso diseño de Jordi Oms.
Muy emocionante me resultó leer el poemario de Roberta Marrero, Derecho a cita, publicado por Continta me tienes.
La editorial Kit Caníbal ha publicado un fotolibro de Santi Vaquero y Javier Vaquero, Un barrio saliendo del barrio, con fotos de finales de los 70 que cuentan una historia de luchas y vida en Vallecas. Las fotos son buenísimas y el diseño no puede ser mejor para acompañar el relato.
Mi cuarta apuesta es un libro de Ana Longoni, Traiciones, que acaba de publicar la editorial Documenta en Córdoba, Argentina. El libro aborda el estigma que pesa sobre los sobrevivientes —y en particular, las sobrevivientes— de los campos de concentración en la última dictadura argentina, indagando las razones para que quienes continúan desaparecidos sean considerados mártires y héroes, mientras quienes reaparecieron con vida son acusados de traidores. Como en todos los seleccionados el cuidado en la creación material del libro es muy reseñable.
2. Los temas abordados por las distintas editoriales y autores son muy diversos y a veces es difícil navegar entre tantas publicaciones pero, ¿identificas alguna tendencia nueva en este 2024, no abordada anteriormente con tanto interés?
Quizá abunden más, aunque sería más propio decir que continua aumentando, cuestiones de espiritualidad, espiritismo, artes adivinatorias, conexiones con el más allá. Tal como está el panorama mundial no me extraña que la gente busque puertas o mire hacia las ventanas.
3. ¿Y algún tema recurrente que te haya interesado especialmente en este año?
En mi caso, he leído muchos libros sobre libros, sobre edición como práctica artística, sobre publicaciones de artista… También cuestiones relacionadas con la confluencia entre luchas sociales, disidencia sexual y prácticas artísticas.
4. ¿Qué importancia crees que tienen las redes sociales y el marketing digital en la difusión de libros y cultura hoy en día?
Las palabras marketing y digital me producen somnolencia. Dicho eso, creo que las redes (Instagram es la única que uso, en realidad) deben tener su importancia y por eso estoy ahí. Cada tanto me asaltan las ganas de irme, pero no dejo de fisgar (casi a diario), poner contenidos (de vez en cuando) y, tengo que reconocer, me entero de algunas publicaciones que me interesan por esa vía.
5. ¿Qué hábitos de lectura has notado que están cambiando en los lectores de hoy? ¿Qué opinas sobre el equilibrio entre formatos digitales e impresos? ¿Crees que se está alcanzando una buena convivencia entre ambos?
No veo ningún conflicto entre formatos, la verdad. La entrada en esta época de digitalización máxima ha coincidido con un gran repunte de la edición en papel. Una parte de mi actividad profesional se desarrolla en la universidad y ahí si que la publicación va asociada a lo electrónico, pero eso es un tipo de lectura y escritura, la de textos académicos, que, en general, tiene poco que ver con el disfrute y casi nada con el conocimiento (o cada vez menos dada la preponderancia del capitalismo académico). Es decir, que creo que la mayor parte de la edición electrónica está centrada en un campo restringido y que convive con escenarios masivos, y otros más minoritarios, en los que abunda la edición en papel en formatos industriales o “artesanales”. Todas las editoriales que he han publicado los libros que comento en la primera pregunta son un ejemplo, hay muchas más, de trabajo con lo material, para crear documentos apetecibles, sin olvidarse de los contenidos.
6. ¿Qué rol crees que juegan las ferias, festivales y eventos culturales en la promoción de la lectura y los libros?
Las ferias y eventos son muy importantes para dar visibilidad a las editoriales más pequeñas, de eso no tengo duda. No sé, sin embargo, si promocionan realmente algo o somos siempre la misma gente en todos los sitios.
7. ¿Qué autores contemporáneos (nacionales o internacionales) recomendarías seguir de cerca, ya sean consolidados o emergentes?
Recomiendo a Valeria Mata, antropóloga, porque sus libros se leen con el gusto que nos puede proporcionar una buena ficción. También a María Salgado, una poeta que no deja de serlo cuando escribe sobre poesía. Su libro El momento analírico: una historia expandida de la poesía en España de 1964 a 1983 (Akal) es para mí el mejor ensayo que se publicó en 2023. Tampoco me pierdo nada que publiquen Luz Pichel, María Rosón, Gabriela Halac o Andrea Galaxina.
8. ¿Qué libro (de cualquier época) crees que todo el mundo debería leer al menos una vez?
Sin ser yo muy de prescripciones absolutas recomendaría leer En busca del tiempo perdido de Proust porque me fascina y sigo acudiendo a él y no me cansa.
9. Según tu experiencia, ¿cómo influye la realidad social, política o económica en las temáticas de los libros publicados?
La realidad es irrenunciable. Aunque escribamos y leamos para tratar de imaginar otros mundos y salir del “aquí y ahora” no podemos desinventar lo que sucede a nuestro alrededor ni evitar que se cuele en nuestros imaginarios ya sea para retratarlo, para acomodarse o para intentar cambiarlo.
LIBRERÍA: Letras Corsarias
Letras Corsarias, abierta en Salamanca en 2015, ha recibido el Premio a la Librería Cultural 2024 por «la originalidad de sus ciclos, la diversidad de su fondo y el calado en la ciudad» y por ser «un referente en Salamanca y para otras librerías del país». Rafa Arias, a la cabeza del equipo fundador, describe así su actividad: «Frente a lo pulido, la condición previa del deslizamiento: todo rápido, todo ahora, todo como si, un instante después, no hubiera existido, creemos que una librería es un lugar desde el que construir una especie de antídoto: lo poroso. Frente a lo virtual, corporeidad; frente al aislamiento, creación de una comunidad de afines en torno al libro; frente a la pantalla de cristal, el papel; frente a la contemplación acrítica, el encuentro con creadores; frente a la mercadotecnia de la venta rápida, impulsiva y condicionada, la lectura atenta, la demora y la puesta en escena de toda la diversidad editorial».
1. La producción editorial en el sector artístico y cultural es cada año abundante y muy atractiva, así que, en un ejercicio de síntesis, ¿qué cuatro títulos publicados (de cualquier género) en este 2024 que ya termina destacarías?
Cartas a Vincent, de Julio César Pérez (Libros del Zorro Rojo). Un cómic que imagina las cartas de Theo Van Gogh a su hermano en 1888, la parte no conocida de la correspondencia entre ambos. Theo como un personaje melancólico que sale aquí de su rol secundario y nos deja algunas reflexiones profundas sobre el arte y la creación: “Lo que sucede dentro parece que ocurriera fuera, alguien tiene un gran fuego en el alma y nadie se acerca a calentarse, y los que pasan solo ven un poco de humo en lo alto de la chimenea y siguen su camino”. Pérez convierte el dibujo y el garabato en metáforas perfiladas y llenas de silencios, jugando entre la historia y la imaginación. Arte sobre el arte. Uno de los cómics más brillantes del año.
Saltos mortales, de Charlotte Van den Broeck, con traducción de Gonzalo Fernández Gómez (Acantilado). La escritora belga realiza una investigación sobre arquitectos que se quitaron la vida después de que las obras que habían proyectado provocaran una catástrofe, como el caso de Reginald Geare, autor de Teatro Knickerbocker, cuya cubierta se derrumbó en 1922 tras una tormenta de nieve, matando a trescientas personas. Analiza casos puntuales y, en segundo plano, realiza una inteligente lectura personal sobre el concepto del fracaso.
Trueno, de Laura Cumming, con traducción de Sion Serra (Crítica). Cumming se obsesiona con un cuadro, el conocido como Una vista de Delft, con un puesto de vendedor de instrumentos musicales, pintado por Carel Fabritius en 1652. A partir de esa escena urbana del barroco holandés escribe un ensayo sobre la capacidad del arte para dotar de significado a la vida real, mezclando una erudición tranquila y una trayectoria personal muy influida por la concepción estética de su padre, el artista escocés James Cumming. El libro ha ganado el Writer’s Prize 2024 de No Ficción.
No pienses, mira, de Mercè Ibarz (Nuevos Cuadernos Anagrama). Este pequeño ensayo de Ibarz funciona como una especie de manifiesto sobre cómo enfrentarse –en el sentido de mirar de frente– a la obra de arte, tanto para el ejercicio crítico como para la contemplación fructífera: desentrañar el secreto que guarda su lenguaje, completarla a través de la observación atenta. “La crítica es una cuestión de amor”, decía Baudelaire, y así la practica Ibarz.
2. Los temas abordados por las distintas editoriales y autores son muy diversos y a veces es difícil navegar entre tantas publicaciones pero, ¿identificas alguna tendencia nueva en este 2024, no abordada anteriormente con tanto interés?
Una tendencia general en el ensayo de los últimos tiempos, intensificada este año también en el campo del arte y la cultura, es la creciente explicitación del yo junto a la investigación del tema abordado: una especie de borrado de la retórica de la enunciación hegemónica, que queda más reducida al ámbito académico. El ensayo dirigido a un público no especializado pero exigente busca la complicidad a través de la impronta personal, la duda, el contexto de la interpretación o las herencias familiares. Es una marca inequívoca en la narrativa y ahora también en el ensayo.
3. ¿Y algún tema recurrente que te haya interesado especialmente en este año?
Hemos visto crecer el volumen de libros sobre jardines más que a los propios jardines. Es un tema aún pequeño pero imparable: el encuentro entre cultura, arte y naturaleza nos está deparando grandes momentos. El jardín contra el tiempo, de Olivia Laing, ha sido nuestro ensayo del año, una lectura política de lo verde partiendo del concepto de paraíso en la historia de la literatura y del arte.
4. ¿Qué importancia crees que tienen las redes sociales y el marketing digital en la difusión de libros y cultura hoy en día?
Por abreviar, toda la importancia. Que una librería como la nuestra escriba a diario sobre nuestra lectura personal de los libros –tanto en la web como en redes y en una newsletter que mantenemos desde hace casi diez años– ejemplifica cómo las voces de la prescripción se han fragmentado y multiplicado. Y, tratándose de cultura, eso siempre resulta excitante.
5. ¿Qué hábitos de lectura has notado que están cambiando en los lectores de hoy? ¿Qué opinas sobre el equilibrio entre formatos digitales e impresos? ¿Crees que se está alcanzando una buena convivencia entre ambos?
Aunque recurrente, no deja de ser cierto y contrastado por los datos: desde la pandemia se lee más. Los lectores jóvenes están construyendo un espacio propio entre lo digital y el libro físico como objeto valioso y seña de identidad. El formato digital no ha arraigado de la misma forma que en otras industrias culturales, es difícil inventar algo que funcione mejor que un libro en cualquier circunstancia.
6. ¿Qué rol crees que juegan las ferias, festivales y eventos culturales en la promoción de la lectura y los libros?
Todo suma, aunque siempre hemos creído y practicado el fomento de la lectura sostenido en el tiempo mediante acciones mínimas, como la divulgación y la programación de encuentros con autores. Por decirlo en palabras del pintor y crítico de cine Manny Farber, somos más de arte termita que de elefante blanco.
7. ¿Qué autores contemporáneos (nacionales o internacionales) recomendarías seguir de cerca, ya sean consolidados o emergentes?
En el ámbito artístico, además de los mencionados arriba: Jean Frémon, Marco Martella, Roberto Peregalli, Valentín Roma, Domingo Hernández, Víctor del Río, Pedro G. Romero, Kate Zambreno, Lizzy Stewart.
8. ¿Qué libro (de cualquier época) crees que todo el mundo debería leer al menos una vez?
Un libro fetiche para muchos de nosotros es Modos de ver, de John Berger, editado por GG y traducido por Justo González. Su permanente reedición significa que sigue viva esa manera de Berger de acercarse al arte como algo a la vez sagrado, necesario y accesible.
9. Según tu experiencia, ¿cómo influye la realidad social, política o económica en las temáticas de los libros publicados?
La industria editorial es el termómetro más reactivo sobre la realidad. Quizá los temas acaban llegando al cine, al arte o al teatro, pero el libro –por su facilidad de circulación, la relativa inmediatez de su proceso productivo y la diversidad de sellos y librerías–, casi siempre llega antes.
Las respuestas de nuestros entrevistados ofrecen un panorama alentador de la situación editorial actual en España. ¿Qué podemos pedirle al 2025, sino que siga así? Que leamos más pero, sobre todo, mejor.