#7

Edición Impresa + digital

Idioma Español / Inglés
Marzo 2021
Páginas: 98
Encuadernación rústica

Tenemos que hablar de Latinoamérica

¿Existe Latinoamérica? Es la pregunta mil veces repetida y nunca aclarada totalmente.

La idea de Latinoamérica tiene diferentes sentidos, y tal vez ahora es un momento adecuado para intentar explicar los muy diferentes -y a veces encontrados- significados de un concepto abstracto aplicado a un cuerpo real. Latinoamérica es una utopía, un páramo en llamas, un lugar sin nombre, es El Dorado y también es la antesala del infierno, es un pueblo que se sale por las costuras de todas sus fronteras.

En este número de UTOPÍA contamos con un editor invitado, que ha preguntado a algunas de las voces más potentes del arte en diferentes lugares y orígenes: José L. Falconi, peruano de origen y profesor en la Universidad de Brandeis, en Boston. Representantes de una Latinoamérica que se extiende desde Cabo de Hornos hasta Nueva York, Florida o Chicago, desde Berlín o Estocolmo hasta Madrid o Barcelona. Una Latinoamérica universal que no acaba de saber quién es ni hacia dónde va.

Creemos que debemos hablar de Latinoamérica.

Editorial

Buenos días

Rosa Olivares

Portada UTOPÍA número 7

Las primeras veces que viajé a algunos de los países latinoamericanos para participar en congresos, simposios, o cualquier tipo de actividades, me llamó la atención la continua discusión sobre la idea de “Latinoamérica”, sobre su propia existencia. Para una europea esa duda era incomprensible y, a pesar de que todos hablábamos el mismo, o, parecido idioma (un español con variaciones) yo no lo acababa de entender. Para un europeo la idea de Europa está clara, igual que para un africano la existencia de África no se pone en duda. Pasan los años y la cuestión, al parecer, sigue abierta. De ahí surge este número de UTOPÍA. Hemos pedido a unos cuantos latinoamericanos que hablen de lo que para ellos supone este concepto, esta idea, esta utopía geográfica y política, cultural y social. José Luis Falconi ha sido el director de este coro de voces, en su mayoría, voces de mujer.

Para una europea nacida en España, Latinoamérica existe y es un lugar muy concreto en mi personal imaginario. Pero, claro, eso no cuenta demasiado. Si ya Duchamp dijo que solo el artista puede definir su obra de arte y Carl André dejó claro que escultura es lo que hace un escultor, y que escultor es todo aquel que hace una escultura, era evidente que solo los latinoamericanos pueden definir qué es Latinoamérica. Pero para mí Latinoamérica es un lugar intangible, que cruza fronteras y ríos no solo desde el cabo de Hornos hasta Río Bravo, sino que sigue hasta Nueva York o Chicago, llega a Berlín, Londres, Estocolmo y se cierra en Madrid y Barcelona. En todas estas ciudades viven latinoamericanos, que como pacíficos terroristas tienen muchas patrias, y a la vez una sola: el idioma. Hay latinoamericanos que no han nacido en Latinoamérica, la mayoría de ellos ha nacido en los Estados Unidos, donde su cantidad se mide en millones de votos cada cuatro años.

Para una europea nacida en España, Latinoamérica existe y es un lugar muy concreto

Muchos dudan de la validez de otro concepto, el de patria. Este sí difuso y anacrónico en un mundo global. Para unos es la tierra donde nacieron o un trapo de colores desvaídos; para otros un paisaje, una cultura; para otros tal vez la infancia. Ese lugar en los recuerdos, nuestra “nube” privada siempre recargable, en donde creímos ser felices. Yo creo que solo hay una patria, la del idioma. Mi patria es el idioma que hablo, en el que sueño, en el que amo y en el que