Revista EXIT número 93
#93

Edición Impresa + digital

Idioma: español / inglés
Fecha: Enero 2024
Páginas: 144
ISBN: 9771577272008-93
ISSN: 1577-2721
ISSN-e: 2605-3497

Escultura
Sculpture

Partiendo de las fluctuaciones y expansiones disciplinarias, este número 93 de EXIT se sitúa en las intersecciones entre fotografía y escultura, recogiendo y reflexionando sobre algunas de las formas de esta tipología fotográfica que podría definirse como escultórica. EXIT 93 – Escultura reúne el trabajo de diecisiete fotógrafos que, desde distintas perspectivas, producen imágenes que se sitúan en este cruce disciplinar, acompañados de una entrevista de Paco Barragán a Erwin Wurm, conocido por sus One Minute Sculptures, y de un texto central firmado por la historiadora del arte Jane Vuorinen, en torno a estos espacios nuevos generados entre la fotografía y la escultura, de la mano de artistas como Thomas Demand, Barbara Kasten, Marlo Pascual y Patricia Voulgaris, entre otros.

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Editorial

Fotografía escultórica

Rosa Olivares

Portada EXIT número 93

Desde el inicio de la fotografía, tan confuso como cualquier otro inicio, se la vincula directamente con la pintura. De una manera inequívoca, si es un soporte en plano, si no tiene volumen, si la luz define su existencia, se trata de algo similar a una pintura. Los temas tratados son también esencialmente los mismos de la pintura: paisaje (urbano, sobre todo al principio), naturalezas muertas y bodegones y, según el tiempo de exposición se acorta, retrato. Efectivamente, la fotografía se inicia ocupando algunos capítulos antes ocupados por el dibujo o por la pintura, como la documentación en juicios o la información y seguimiento de las guerras, que dejan atrás al pintor para que su puesto quede en manos de fotógrafos. La documentación de los hechos y las personas, la prensa y la taxonomía, los archivos. Paulatinamente, la fotografía se convierte en un apoyo al pintor en su estudio, sustituye hasta a los modelos, incluso a las salidas al aire libre: se fotografía lo que se quiere pintar, y en el estudio ya se tiene el modelo a seguir. Ciertamente, en la memoria retiniana de los nuevos y de los futuros fotógrafos, según se iban acercando más a la creación artística y se alejaban de la pura documentación, el espíritu artístico se asociaba a la pintura. Las memorias visuales apegadas a nuestro cerebro proceden de la pintura: la lógica del lenguaje genera el término esencial “fotografía pictorialista”. La escultura queda fuera de cualquier vínculo, en primera instancia. Andres Serrano, fotógrafo estadounidense, estudió bellas artes con el objetivo de ser pintor: “quería pintar la sangre, la leche, la orina, el flujo de los líquidos… y me di cuenta de que la fotografía era más real, más fiel, más rápida, que esa era la imagen que yo buscaba y que con la pintura posiblemente nunca hubiera conseguido”.

La mirada es más rápida que el trabajo de taller y los escultores también miraron con curiosidad la aparición de la fotografía y su cada vez más estrecha cercanía con las bellas artes. Para los escultores, la fotografía se convirtió rápidamente en una herramienta esencial para ver con más detalle el movimiento de los cuerpos, los detalles físicos… Pero el escultor siempre ocupa un espacio menor en la historia del arte; mientras todos los ojos miran a la pintura y a los pintores a través de los siglos, los escultores desarrollan un trabajo más arriesgado, más complicado, más diverso. Auguste R