Revista EXIT número 83
#83

Edición Impresa + digital

Idioma Español / Inglés
Fecha: Julio 2021
Páginas: 148
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1

Aguas salvajes
Wild Waters

Vivimos en un planeta que está cubierto por agua en un 70% de su superficie. Los miles de millones de habitantes que la poblamos vivimos en el 30% restante del planeta, en tierra firme, porque dejamos de ser anfibios hace millones de años. EXIT 83 está precisamente dedicado a las aguas salvajes, es decir, a los ríos, lagos, acuíferos, cascadas, cataratas, océanos y mares.

El texto central, firmado por Chus Martínez, toma como punto de partida el océano entendido como espacio cultural desde y con el que desarrollar una investigación sobre la necesidad de incluir la naturaleza y el océano en el centro del debate. Los dosieres de EXIT 83 nos llevan debajo del agua gracias al trabajo de Elspeth Diederix y Tiina Törmänen, también al mundo de la pesca con dos miradas tan distintas como pueden ser la de Jean Gaumy y la de Federico Pardo. La cotidianeidad de tener el océano cerca puede verse en el trabajo de Wout Berger y en el de Elina Brotherus, quien se aproxima al tema desde una perspectiva conceptual. También una aproximación conceptual a las aguas salvajes la tiene Pablo Genovés con sus inundaciones o Roni Horn con su proyecto del río Támesis. El paisaje desde un punto de vista documental lo encontramos en los proyectos de Karen Glaser, Michael Marten, Edward Burtynsky y Jem Southam. Las fotografías de Boris Mikhäilov humanizan el tema gracias al uso lúdico y social que puede tener el agua. Por último Hiroshi Sugimoto nos lleva a la abstracción y a una posible meditación con su serie de océanos y mares bifurcados por el horizonte.

En Portfolio, la sección en la que damos espacio a los fotógrafos más interesantes de las nuevas generaciones, presentamos a Aàdesokan, Bebe Blanco Agterberg, Ana Catarina Pinho, Adéola Ọlágúnjú y Sybren Vanoverberghe.

EXIT 83 Aguas salvajes nos demuestra, una vez más, que múltiples miradas sobre una misma cosa pueden ser infinitamente diversas, infinitamente enrquiecedoras.

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Editorial

Como el agua

Rosa Olivares

Portada EXIT número 83

Vivimos en un planeta que está cubierto por agua en un 70% de su superficie. Los miles de millones de habitantes que la poblamos vivimos en el 30% restante del planeta, en tierra firme, porque dejamos de ser anfibios hace millones de años. Esa masa líquida que hace que la Tierra se vea azul desde el espacio es solo una pequeña capa que cubre la masa central del planeta. Y ese 70% es agua salada casi al cien por cien (exactamente el 97%), el agua dulce está convertida en hielo en los polos, en los ríos, los lagos, en las aguas subterráneas, los acuíferos, el deshielo de la nieve y el hielo que cada año baja en cascadas, en cataratas, por los acantilados, y llena los manglares, los riachuelos, alimenta las fuentes que forman nuestros ríos, llena nuestros pantanos. El agua es parte esencial de nuestro paisaje, tanto real como imaginario, tanto vivido como soñado como deseado. Una playa, un lago, el río de la vida, el mar como infinito, son lugares e ideas que conforman todas y cada una de las culturas humanas. El agua, por exceso y por defecto, es el bien más necesario, el peligro más mortal. De los océanos y mares procede la mayor parte del oxigeno que respiramos, mucho más que de los bosques, más que de toda la Amazonía: la fuente del oxigeno que necesitamos para sobrevivir procede del agua. Pero el mar, en sus terremotos líquidos, los tsunamis, destruye con su furia, con su movimiento todo lo que le rodea y limita.

Nosotros, todos, somos pequeñas gotas de agua que necesitan diariamente recargarse bebiendo más agua. Cuando nacemos nuestros pequeños cuerpos están compuestos por agua en más de un 80%. Ese porcentaje bajará hasta que en nuestra vejez solo seamos un 50% de agua, aunque nuestros ojos, con los que vemos el mundo, serán siempre un 90-95% agua. Somos agua. Destruimos los mares y los ríos como destruimos nuestros cuerpos y nuestras mentes. Y tal vez los artistas sean los encargados de recuperarlos en otra dimensión, en una dimensión indestructible e inalterable: en sus pinturas y en sus fotografías, en sus textos y en sus músicas. Como forma de paisaje, como parte de ese mundo exterior que observamos, pero también como quien mira lo extraordinario, lo increíble, lo terrible, lo profundo. Como quien mira la vida y lo que ve es solo la muerte.

Nosotros, todos, somos pequeñas gotas de agua que necesitan diariamente recargarse bebiendo más agua

El agua no tiene forma, ni