Edición Impresa + digital
Idioma Español / Inglés
Noviembre 2017
Páginas: 179
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1
Falso
Fake
¿Falso o cierto? ¿Verdad o mentira? ¿Arte o fotografía? La breve historia de la fotografía está marcada por hechos puntuales perfectamente documentados que son falsas historias, imágenes que nos mienten acerca de la idea de autenticidad de la fotografía. Documentos construidos que serían totalmente creíbles si no fuera porque son mentiras estrepitosas.
Más allá de la broma, de la provocación, de la ironía, más allá del juego, encontramos la crítica central a esa historia canónica, a la teoría fundacional de que la fotografía es una herramienta que nos ofrece la realidad más allá de toda duda. Todos estos artistas, todos estos personajes más o menos habilidosos, más o menos poéticos, más o menos brillantes, nos están susurrando la única gran verdad del arte, de la vida: no hay ninguna diferencia entre la verdad y la mentira. Lo que fue pudo no haber sido y sin embargo suceder. Todas nuestras verdades se asientan sobre un cúmulo de mentiras, el engaño es más que una necesidad un arte. No hay nada más parecido a la verdad que una mentira, tan parecidas que no las distinguimos, que las podemos intercambiar. Y, en definitiva, las mentiras se han inventado para hacernos entender la verdad.
En EXIT 64 hablamos de la mentira, de todos aquellos artistas que han construido una historia paralela de la verdad a través de su cara oculta. Descubre con nosotros todas las historias tan reales, tan perfectamente documentadas, tan curiosas, tan interesantes, tan divertidas, que no podían ser más que historias inventadas, sueños, fábulas, en definitiva, mentiras.
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Editorial
La mentira como una de las Bellas Artes
Rosa Olivares
La auténtica cualidad que hace al ser humano diferente, tal vez superior a cualquier otra especie animal, es su capacidad de mentir. No me refiero a engañar, algo que casi todos los animales hacen de una manera o de otra, sino a mentir. A construir unas historias alternativas, ficticias, que se adecuan mejor a una situación determinada; construcciones que alteran eso que se consensua como realidad. Pero la realidad es casi siempre muy subjetiva, y la mentira se sitúa en el espacio que habitamos como una realidad paralela. Siempre se ha dicho que no hay nada más parecido a la verdad que la mentira, tanto es así que muchas veces la mentira es más creíble que la verdad; tanto es así que muchas veces no se pueden distinguir una de otra ni ciertamente saber cuál es la que debemos creer. Posiblemente no debiéramos de creer ninguna de las dos, porque realmente suelen ser intercambiables, como las camisas. La única verdad es que todos mentimos, y que mentir bien es un arte.
El arte es la ejecución perfecta, estéticamente hablando, de la mentira. La literatura miente, el cine miente, y por supuesto las bellas artes también. Todo lo que necesita de una sofisticación constructiva, todo lo que tiene relación con la creatividad, con la ficción, se aproxima a la mentira como las moscas al fuego. No hay que considerar a la mentira como un mal abominable, como dicen los expertos: de la mentira sale la verdad. Las metáforas, los símbolos, no son exactamente verdades incuestionables. Casi siempre la mentira en el arte surge de un pretendido embellecimiento de una verdad no muy presentable. En la literatura todo lo imaginado, todas las historias mágicas, maravillosas, surgen de la imaginación. Son bellas, excepcionales mentiras que bien pudieron ser verdad, que son verdad en tanto que las leemos, las creemos, y no las olvidamos jamás. A veces son más verdad que nuestra verdad personal y anónima. Todas esas mentiras construyen quienes somos. Hemos hecho de la mentira, verdad. Habría que pensar hasta qué punto un mundo construido con la verdad pura y simple no sería invivible, atroz en su decepción cotidiana. Gracias a las miles de mentiras que todos nos decimos, podemos atravesar tanta insoportable verdad.
Pero esas mentiras cada vez son más par