Edición Impresa + digital
Idioma Español / Inglés
Fecha: Febrero 2015
Páginas: 164
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1
Reconstruyendo la Historia
Reconstructing History
EXIT#57 reflexiona sobre el modo en el que los fotógrafos han trabajado reconstruyendo la historia
Decía la canción popular: “cuéntame un cuento y verás que feliz me duermo”. Y nació la historia. La historia como literatura, como narración, o en su deriva como cuento. Como cuento chino, es decir, exótico, extraño, lejano, absurdo. Con el paso del tiempo la historia se convirtió en algo imprescindible, la memoria de los tiempos pasados, algo muy serio que había que estudiar, aprender, memorizar… para conociendo el pasado entender el presente y no volver, en el futuro, a cometer los mismos errores. Con el tiempo, aquellos cuentos que nos contaban para que nos durmiéramos han convertido nuestros sueños en pesadillas. Con el tiempo hemos aprendido que la historia es una ficción, efectivamente, pero de las peores. Sin libertad, escrita al dictado de los intereses de gobiernos contemporáneos, más vinculada con el momento en que se escribe que con lo que en realidad sucedió… ¿En realidad sucedió? A ciencia cierta no sabríamos distinguir entre lo que realmente sucedió y cualquier otra cosa, todo depende de que la historia nos diga que es verdad, que esto sucedió así. Nunca quedan testigos para contar lo que pasó. Así las cosas, admitamos que la historia es una simple y perversa creación de cada época y de cada lugar.
El pasado es casi tan infinito como el futuro y ha permitido al hombre desarrollar su ingenio y al arte crear, entre otras cosas, la pintura de historia. Escenografías del poder contadas por los artistas del poder, la quintaesencia de la historia oficial. Más tarde la historia coincidió con la fotografía, la mejor forma de contar una mentira con toda la apariencia, la simbología y los atributos de la verdad. La fotografía no se centrará solamente en momentos gloriosos que marcaron los grandes caminos históricos, sino en todo aquello que ha llegado hasta hoy por caminos tortuosos, por la puerta de atrás, sin gloria alguna. Las historias malditas, las historias pequeñas, esas que seguramente son más verdaderas o al menos más ejemplares que las otras, las que no están en los libros que estudiamos. Entre burlas y homenajes, entre verdades y mentiras, la fotografía, los fotógrafos, los artistas más característicos de hoy, retoman la narración de la historia, para transformarla, revitalizarla, quitarle majestuosidad y grandilocuencia, convirtiendo la teatralidad en una simple puesta en escena, dando una visión actual de la historia de ayer. A la vez estamos ante una rebelión y ante otra vez la historia contada en otro tiempo, una vuelta de tuerca, otra revisión que esta vez admite datos, testigos y formas que nunca antes habían tenido lugar en ninguna narración.
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Editorial
Cuéntame un cuento
Rosa Olivares
Decía la canción popular: “cuéntame un cuento y verás que feliz me duermo”. Y nació la historia. La historia como literatura, como narración, o en su deriva como cuento. Como cuento chino, es decir, exótico, extraño, lejano, absurdo. Con el paso del tiempo la historia se convirtió en algo imprescindible, la memoria de los tiempos pasados, algo muy serio que había que estudiar, aprender, memorizar… para conociendo el pasado entender el presente y no volver, en el futuro, a cometer los mismos errores. Con el tiempo, aquellos cuentos que nos contaban para que nos durmiéramos han convertido nuestros sueños en pesadillas. Con el tiempo hemos aprendido que la historia es una ficción, efectivamente, pero de las peores. Sin libertad, escrita al dictado de los intereses de gobiernos contemporáneos, más vinculada con el momento en que se escribe que con lo que en realidad sucedió… ¿en realidad sucedió? A ciencia cierta no sabríamos distinguir entre lo que realmente sucedió y cualquier otra cosa, todo depende de que la historia, como un periodismo que cruza los siglos, nos diga que es verdad, que esto sucedió así. Nunca quedan testigos para contar lo que pasó de verdad… si quedase alguno, seguramente contaría una verdad parcial, sesgada, subjetiva, media verdad. Así las cosas admitamos que la historia es una simple y perversa creación de cada época y de cada lugar. Cada guerra la cuentan de una forma diferente vencedores y vencidos, hasta hacernos pensar que se trata de dos guerras diferentes; las crónicas oficiales dependen de los intereses del momento. Quien fue un héroe nos aparece como un traidor y una reina boba y gorda pasará a la historia, escrita por sus propios escribanos, como un ejemplo de inteligencia y perfección. Esa es la historia: la gran mentira de nuestros orígenes, un cuento que reescribimos continuamente. Una verdad infinita llena de pequeñas, sucias, absurdas mentiras. Y casi siempre, una historia parcial y mal contada.
Thomas Demand. Balconies, 1997