Edición Impresa + digital
Idioma: Español / Inglés
Fecha: Noviembre 2014
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1
El paso del tiempo
As time goes by
Número especial 15 aniversario. EXIT, la revista de imagen y cultura que nacía en el paso del siglo XX al XXI, la publicación que se iniciaba con un pequeño salto al futuro, cambiando el año y estrenando siglo, cumple con este número 15 años. Nuestro primer número estaba dedicado al espejo, esencia de la fotografía y a la vez su más feroz oponente, realizamos un número bellamente construido en negros feroces y grises luminosos, un poema fotográfico adolescente, intenso e incompleto como cualquier vida que se precie de haber sido vivida. Dedicamos este número 56, con el que cumplimos apenas 15 años, al paso del tiempo. Hoy les ofrecemos un diario en blanco, una guía para un viaje que durará todo un año. Un diario puede ser una biografía, pero puede ser también una página en blanco, lista para ser rellenada en cualquier día de cualquier año, en cualquier viaje, de cualquier vida.
Este número es una agenda del año 2015, con la editorial de Rosa Olivares e ilustrada con imágenes en blanco y negro.
Editorial
Viajeros del tiempo
Rosa Olivares
En este inicio del siglo XXI los científicos dicen que los límites con los que tendremos que enfrentarnos ya no son los del espacio, sino los del tiempo. Buen tema para las películas de ciencia ficción, que realmente solamente son esas historias que vivirán los hombres del futuro igual que nosotros hemos vivido las historias que se escribieron hace mucho, mucho tiempo. Todas estas historias están escritas por esos viajeros que han pasado al futuro mientras otros se quedaban mirando el paisaje del pasado. Todos somos viajeros en el tiempo, aunque no usemos trajes de astronautas, aunque nuestro viaje dure, a veces, demasiados pocos años. El tiempo pasa, imposible de ser detenido salvo en una fotografía. Una imagen que congela una realidad que ya nunca se transformará pero que, sin embargo, se convertirá en algo diferente a lo que fue. La imagen fotográfica nos devuelve a los muertos, a los que se fueron, no puede traernos a los que vendrán, por eso acechamos con nuestras cámaras las cunas de nuestros hijos, los bordes de nuestros amantes, por eso intentamos atrapar todo lo que vemos, todo lo que quisiéramos que nunca cambiase. Por eso tanta gente se obsesiona por quedar prendido dentro de un selfie, en el interior opaco de un autorretrato, intentando lo imposible: detener el tiempo, no cambiar. Porque el tiempo pasa y en su camino transforma todo lo que toca: las ilusiones en realidades o en fracasos, la amistad en olvido, el deseo en cansancio, en un bucle interminable por el que pasamos todos en ese proceso que convierte lo vivo en otra cosa. Todo cambia, aunque casi todo se repita.