Revista EXIT número 54
#54

Edición Impresa + digital

Idioma Español / Inglés
Fecha: Mayo 2014
Páginas: 187
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1

De vacaciones
On Holidays

Turismo, ocio, viaje, se vinculan con la fotografía a través de la idea de memoria, de superar el paso del tiempo con una prueba irrebatible. La fotografía de vacaciones es un subgénero de la fotografía documental como la fotografía de guerra: documenta el paso por la vida verano tras verano, vacaciones tras vacaciones, viaje tras viaje. De tal forma que pudiera parecer que el único objetivo del viaje, la única meta de las vacaciones, es volver con el trofeo: la fotografía del lugar en el que se ha estado, ese nuevo cromo para una colección imposible. Como el coleccionista de autógrafos, el turista fotógrafo puede ser incluso más atrevido que el corresponsal de guerra, atreverse a lo que haga falta para conseguir esa prueba de que “estuvo allí”. El tiempo de ocio, las vacaciones por excelencia, convierte a casi todos en fotógrafos.

Son muchos los artistas que a través de la fotografía se han centrado en el turismo, son los cronistas más agudos de un fenómeno que tiene mil caras. Con brutalidad a veces, sin ocultar la dureza social del fenómeno, con ironía, y a veces con una inusual elegancia, con humor, con candidez, fotógrafos de todo el mundo abordan un tema universal. Ya no existen mundos por descubrir, ni lugares exóticos, pues lo exótico se ha diseminado por todos los territorios, hoy lo exótico es lo que nunca hubiera llamado la atención, hoy la diferencia se mezcla con la indiferencia, y el único mundo que se puede descubrir es el propio. Así el tema de todos estos fotógrafos es casi siempre el individuo. El individuo y la masa, el fenómeno de la masificación turística, del mal gusto masivo, de la locura de la necesidad de divertirse en un tiempo y en un lugar concreto, rápidamente como todo lo que se hace hoy en día, apresuradamente.

El protagonista es el hombre, el turista. Y el paisaje es el lugar donde esa acción se desarrolla, pero el lugar es un escenario a veces tan irreal que resulta incuestionable. Ambientes que se esencializan a partir de lo que se busca, hechos a veces a la medida. El resultado es tan perfecto que no puede existir en la realidad. Pero el turista ya no busca la verdad sino el estereotipo, lo artificial, lo construido como él mismo.

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Editorial

Postales desde el otro lado

Rosa Olivares

Portada EXIT número 54

Todos somos turistas. Ese hecho innegable debería servir para avergonzarnos. Debería servir también para repensar nuestra relación con el mundo físico, con la organización de nuestro tiempo libre y con la idea de ocio y descanso. Está claro que descanso y vacaciones no son dos términos directamente relacionados, las vacaciones suelen ser más cansadas que cualquier tiempo de trabajo. Cuando más andamos, cuando peor comemos, cuando menos dormimos… todo eso sucede en el periodo de vacaciones, y si viajamos con niños, con la familia, si tenemos que encargarnos de cocinar y organizar el tiempo de todos a nuestro alrededor, las vacaciones son como una pesadilla difícil de colocar entre nuestros deseos más anhelados. No, claramente las vacaciones pueden ser un mal trago. Vacación sí está ligado a viaje, y eso es aún más terrorífico. Viajar cargado de bultos hacia un destino inseguro, sabiendo que aunque nos llevemos casi toda la casa con nosotros se nos olvidará algo esencial, algo que con toda probabilidad no encontraremos en el lugar de destino… pero si se trata de un viaje de varias etapas (esos viajes organizados que en una semana te llevan desde Barcelona a Berlín, parando en Paris, La Haya, Roma y Copenhague) entonces ya nos empezamos a adentrar en el tercer nivel del Inferno de Dante.

Realmente este texto debería titularse “Alegato contra el viaje”, pero no exageremos, viajar puede ser maravilloso… siempre que viajemos solos, con el dinero y el tiempo sobrado, ligeros de equipaje y hacia destinos claramente pensados. Por lo demás términos como ocio, turismo, tiempo libre, parque temático, representan ideas que solo aceptamos en los otros, sin darnos cuenta de que ese “otro” es la peor representación de nosotros mismos. Nosotros no nos ponemos como cangrejos bajo el sol playero, solo nos quemamos un poquito (somos delicados), no vamos ridículos con las sandalias y los pantalones cortos, solo estamos cómodos… Esa negación de una realidad tan poco subjetiva demuestra nuestra falta de coherencia y la enajenación mental transitoria que conlleva la vida en las sociedades contemporáneas. Quisiéramos vernos como los viajeros ingleses del XIX, elegantes explorado